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Spurgeon

Nuestra Oración Pública

por C.H. Spurgeon
Se han jactado algunas veces los episcopales de que los fieles van a sus iglesias a orar y a adorar a Dios, mientras que los miembros de otras no se reúnen sino para escuchar sermones meramente. Nuestra contestación a esto es, que sí bien puede haber algunos profesores que sean culpables de esta falta, no sucede lo mismo con respecto al pueblo de Dios entre nosotros, pues éste se forma de las únicas personas que siempre tendrían verdadera devoción en cualquiera iglesia.

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EL NUEVO NACIMIENTO

Por Charles Spurgeon
«El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.» (Juan 3:3).
INTRODUCCIÓN: La clave del sistema evangélico
En la vida ordinaria, se ocupa el hombre con preferencia de las cosas que le son más necesarias para su existencia. Por eso en tiempo de hambre o escasez, nadie encuentra extraño que el precio del pan sea el tema de todas las conversaciones; todos ven en ello una cuestión de interés vital para el pueblo; nadie piensa en lamentarse por las continuas declamaciones de todos, ni por leer constantemente en los periódicos, artículos que traten sobre la materia.

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PARA LOS ATRIBULADOS

INTRODUCCIÓN: Los deberes del pastor
«Sobre mí reposa tu ira y me sumerges en todas tus olas.» (Salmo 88:7).
Es deber de todo pastor cuidar no sólo de las ovejas sanas de su rebaño, sino buscar a las enfermas, esforzándose diligentemente por consolarías y socorrerías. Creo, por consiguiente, que hago bien esta mañana en dirigirme de preferencia a los que se hallan atribulados.

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LA NECESIDAD DEL PROGRESO EN EL MINISTERIO

Plática de C. H. Spurgeon a sus estudiantes y ministros educados en su Instituto Queridos compañeros de milicia: somos pocos y tenemos ante nosotros una lucha desesperada; de consiguiente, urge que cada uno de nosotros sea lo más útil posible y se esfuerce al grado más alto posible. Es cosa de desear que los ministros del Señor sean lo más escogido de la Iglesia, sí, lo más escogido del universo entero, porque tal es la demanda del siglo, por tanto, respecto a vuestras personas y talentos individuales, os encargo la divisa: ¡Adelante, adelante! Adelante en cualidades personales, adelante en dones y gracias, adelante en la conformidad a la imagen de Cristo.

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UNA VISITA AL CALVARIO

Por Spurgeon
«Y Pilato les dijo: ¡He aquí el hombre!» (Juan 19:5).
Se había insinuado contra Pilato que estaba en combinación con Jesucristo para establecer una nueva monarquía en oposición a la del César. A fin de refutar esta acusación, Pilato ordena la flagelación de Jesús. Los soldados ponen sobre su cabeza una corona de espinas; escupen sobre él; le arrancan el cabello; le abofetean. Después de haber amontonado todas estas crueldades e insultos sobre su persona, Pilato saca a Jesucristo al balcón.

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LOS DOS EFECTOS DEL EVANGELIO

«Porque para Dios somos buen olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a estos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquellos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?» (II Corintios 2:15,16).
Éstas son palabras de Pablo hablando en su propio nombre y en el de sus hermanos los apóstoles, y pueden aplicarse a todos los que son elegidos por el Espíritu, calificados y enviados a la viña para predicar el Evangelio de Dios.

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LA MAYORDOMÍA

Por Charles Spurgeon
Amados hermanos -podría incluso decir con Pablo: «Hermanos míos amados y deseados»- me produce un intenso deleite mirar de nuevo vuestros rostros; y al mismo tiempo siento la carga de una solemne responsabilidad al tener que orientar vuestros pensamientos en esta hora, para dar la pauta de nuestra solemne Conferencia. Pido vuestras continuas oraciones para que pueda hablar como debo, diciendo lo más apropiado de la manera más acertada.

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El Gran Salvador

Por Charles Spurgeon
"Grande para salvar" (Isaías 63:1).
Sabido es que esto se refiere a nuestro amado Señor Jesucristo, a quien se describe como "viniendo de Edom, de Bosra, con vestidos bermejos," y el que preguntado quién es, contesta:
"Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar." Con esto, será bien que desde el principio del discurso notemos una o dos cosas tocante a la persona, incomprensible en su naturaleza, del hombre y Dios a quien damos el título de Redentor nuestro, a saber, Jesucristo nuestro Salvador.

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SALVACIÓN HASTA LO SUMO

"Por lo cual puede también salvar eternamente a los que por Él se allegan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (Hebreos 7:25).
La salvación es una doctrina peculiar de la revelación. La Biblia nos ofrece una historia completa de ella, sin que en ningún otro sitio podamos encontrar más indicios. Dios ha escrito muchos libros, pero sólo uno ha tenido como objeto la enseñanza del camino de la misericordia. Ha escrito el gran libro de la creación, cuya lectura es para nosotros un deber y un placer.

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PREDICAD EL EVANGELIO

«Pues bien que anuncio el Evangelio, no tengo por qué gloriarme, porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el Evangelio!» (I Corintios 9:16).
El hombre más grande de los tiempos apostólicos fue el apóstol Pablo: siempre grande en todo. Si se le considera como pecador, lo era en gran manera; si lo contemplamos como perseguidor, vemos que llevaba a cabo su labor con extraordinario celo, acosando a los cristianos hasta por ciudades extranjeras; si lo miramos desde el punto de vista de su conversión, ésta fue la más notable que hayamos podido leer, realizada por un poder milagroso y por la voz del mismo Jesús hablándole desde el cielo

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