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La Gran Tarea Y Responsabilidad De Predicar El Evangelio

Volar una cometa en medio de una tormenta violenta no es lo más adecuado ni tampoco lo que la persona promedio haría, pero Benjamín Franklin tampoco fue una persona promedio que volara cometas comunes y corrientes. Sin embargo en 1752 durante una noche de tormenta el famoso inventor de las gafas se aventuró a salir con una cometa que él diseñó, una gran bola de estambre y las llaves de su casa.  

Mientras que el volar cometas es típicamente algo que los niños hacen en los días de campo, esta noche sin duda alguna estuvo lejos de ser “un día de campo” para el viejo Benjamín.

Franklin quien – razonaba tan cuidadosamente como  Albert Einstein pero actuaba tan aventuradamente como Evel Knievel –  salió esa noche para probar una teoría muy controversial que pronto sería dada a conocer como “El Experimento Filadelfia”, Franklin creía que un relámpago era solamente una descarga de energía… ¡una gran cantidad de energía!

Hoy sabemos que tenía razón.

Los relámpagos de electricidad pueden llegar a medir hasta 90 millas de largo, y aunque su núcleo puede ser de tan solo 5 a 6 pulgadas de ancho cada rayo quema literalmente un diámetro electrificado de 15 pies de ancho a una temperatura de 54,000 grados Fahrenheit – varias veces más caliente que la superficie del sol.

La velocidad del relámpago y sus mil millones de voltios de energía se desplazan a 60,000 millas por segundo. No es raro que un solo rayo tenga hasta 40 descargas al mismo tiempo. Estos fenómenos son unos de los más dramáticos y peligrosos espectáculos de luz de la naturaleza.

El impresionante poder de un rayo no es ningún juguete, como Ben averiguó en un experimento separado. Tenía curiosidad por conocer los efectos de los rayos en un pavo de plena madurez, así que encontró uno y lo amarró a un pararrayos un poco mal diseñado. Efectivamente al hacer contacto el rayo con el pararrayos toda la corriente de energía supercargada fue distribuida por todo el cable, una chispa saltó quemando al pobre Franklin.

Menos suerte tuvo el pavo que fue incinerado al instante.

Tal vez estos experimentos fueron la razón por la cual el señor Franklin estableció el primer cuerpo de bomberos de los Estados Unidos, así como la primera compañía de seguros contra incendios; la conexión entre ambas es peculiar.  

Sin duda, el laboratorio de Ben quedo medio carbonizado, aunque, bien asegurado,  ya que éste era una parada familiar para la brigada de cubetas de Filadelfia.

Los inventos y teorías de Franklin estuvieron adelantadas a su tiempo, de eso no hay duda. Críticos formaban largas filas para tomar nota y participar en su teoría de la energía electro cargada.

La sabiduría convencional ha creído durante mucho tiempo que el relámpago era simplemente  «una especie de fuego rebelde atmosférico.»  Pocos son los hombres que se han atrevido a desafiar las opiniones predominantes de la sociedad. Las excéntricas observaciones de Benjamín fueron combustible de burla para hacer el ridículo en dos continentes. « ¡La[TB3]  electricidad, por cierto!” Se burlaban.

Tan grande que fuese Benjamín como líder y visionario y tan grande como hayan sido sus experimentos no se comparan con el desafío y la emoción de nuestro trabajo.

Estudiar y entender de la meteorología es algo fascinante pero predicar la palabra de Dios lo es aún más, puesto que requiere de un llamamiento de Dios así como también renunciar a muchas cosas terrenales.

Los proclamadores de la verdad tienen la ardua tarea de: dar a la gente las palabras que no quieren oír, sobre un amor que no se merecen, de un Dios en quien no quieren creer.

No es de extrañar que el grado de dificultad en la predicación sea tan alta. El arte de «usar correctamente la palabra» es un poco más complejo que el vuelo de una cometa. Cualquier brisa moverá una cometa, pero sólo Dios puede cambiar a un pueblo.[ESE4]

Describir un Dios invisible a un mundo ciego es más complicado que perseguir a un rayo de una nube.

«Equipar a los santos para la obra del ministerio» requiere de dones especiales, algo que amarrar a pavos en un pararrayos no.

Hoy y todos los días en algún lugar de la tierra caerá un rayo 100 veces por segundo. Con la misma intensidad y con la misma descarga, hoy y todos los días el Espíritu de Dios caerá con aún más potencia en millones de corazones para darles a conocer el amor de Dios.     

Cada uno de los que Él toca necesitará un mentor brillante y atrevido para enseñarles de las maravillas de conocer a este Dios. Y ahí es donde entramos nosotros.

¿No te encanta este trabajo?

Bendiciones,

 

Ron Walters
Vicepresidente
Ejecutivo de Relaciones Ministeriales© Derechos de Autor 2016 por Ron Walters
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