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Vacíos Llenos de Promesas

Una noche, examinando las cosas que iba a heredar, vió la Biblia que su papá le había dado. Sacudió el polvo y la abrió, solo para encontrar un cheque de cajero por la cantidad exacta del carro que habían escogido.

¿Cuantas personas en este mundo le han hecho lo mismo a Dios? Han rechazado sus promesas, porque no las entenden o no creen que son posibles.

En nuestro mundo se nos enseña, que “si algo suena demasiado bueno para ser verdad, probáblemente lo es.” Hemos sido tan engañados con “promesas vacías”, que dudamos de cualquiera que nos ofrezca algo por nada.

Ahora, ¿sabes qué? Dios nunca ha hecho una promesa que no *****pla. El es diferente. Y en el domingo de resurección, en lugar de darnos “promesas vacías”, nos dió vacíos llenos de promesas.

I. LA TUMBA VACÍA (vv. 1-3)

La piedra que estaba puesta frente a la tumba era enorme; probáblemente pesaba más de 2 toneladas. Los romanos la habían sellado, y nadie la podía mover sin permiso.
Cuando las mujeres llegaron allí los soldados estaban inconscientes, la piedra había sido movida, y un ángel, brillando como un rayo, está sentado sobre ella. Escuchemos sus palabras… (v. 7)

Jesús había resucitado – estaba vivo – la tumba estaba vacía. ¡Qué tremenda promesa tiene esto para nosotros!

ILL Felipe, de 8 años nació con el síndrome de Down. Nunca sintió que pertenecía al grupo, y aunque era bastante agradable, era diferente a los demás.
En su clase de ED, semanas antes del domingo de Resurrección, la maestra de Philip introdujo un proyecto especial. Le dió a cada niño un huevo de plástico vacío, con instrucciones de ir afuera, encontrar un símbolo de nueva vida y ponerlo dentro del huevo. El grupo respondió con mucho entusiasmo.
De regreso en el salón, se abrieron los huevos, y cada niño explicó a los demás el significado de su símbolo. En el primero había una linda flor, en otro una hermosa mariposa, y en el tercero grama verde. Los niños estaban sorprendidos.
Finálmente, se abrió el último – estaba vacío. “Eso es estúpido,” dijo uno. Otro murmuró, “Alquien no lo hizo bien.” La maestra sintió que alguien le halaba la falda – era Felipe. “Ese es mío,” dijo, “y sí lo hice bien. Esta vacío porque la tumba estaba vacía.”
Hubo en el salón un silencio poco común. Y desde ese momento, Felipe fué aceptado como parte del grupo.
El continuó luchando con muchos problemas físicos. Y ese verano, después de combatir una infección común, murió.
En su funeral, los niños y su maestra trajeron un huevo vacío y lo pusieron al lado de su ataúd, en símbolo de nueva vida y esperanza.

APP Porque la tumba de Jesús estaba vacía, porque Jesucristo resucitó, podemos estar seguros de que seremos resucitados a vida eterna. La muerte, para aquellos que conocen a Jesucristo como Señor y Salvador, ha perdido su aguijón – no hay por qué temerle.

ILL Un padre y un hijo estaban viajando por el campo, cuando de repente una abeja entró por la ventana. Siendo alérgico a su picada, el niño comenzó a asustarse.
Viendo el horror en el rostro de su hijo, el papá extendió su mano y atrapó a la abeja. Pronto la abrió, y la abeja comenzó a volar otra vez. El niño volvió a asustarse. El papá se acercó a él, abrió su mano, y le enseñó el aguijón.
“No te procupes hijo,” dijo el papá, “le quité el aguijón. Ya no te puede hacer daño.”

APP Lo mismo nos dice Dios al resucitar a Su Hijo, “No temas a la muerte. Le quité el aguijón. Ya no te puede hacer daño.”


II. LOS LIENZOS VACÍOS (vv. 11-12)

EXP Después de que el ángel habló con las mujeres, fueron a los apóstoles y reportaron lo que había sucedido. Al escuchar las noticias, Pedro y Juan corrieron hasta la tumba.
Cuando llegaron allí Juan se quedó afuera, Pedro entró. Vieron, no solo la tumba vacía, sino también las ropas donde Jesús había sido envuelto. Jesús estaba vivo.
Si alguien se hubiera robado su cuerpo, no le hubieran quitado los lienzos y doblado cuidadósamente y dejado donde estaban. El Señor había resucitado. Pronto aparecería a María Magdalena, a los apóstoles, y eventuálmente a más de 500 personas.
Otra vez, se sentaría, caminaría, hablaría y comería con ellos. Volverían a tener compañerismo con su Señor.

Jesús es un Salvador vivo, y desea tener una relación personal contigo. Ahora, ¿le conoces? No te estoy preguntando si conoces acerca de él. Reálmente, ¿conoces a Jesucristo?

Bill Clinton, George W. Bush, Tiger Woods, Michael Jordan son personas de las cuales conocemos algo, pero ¿reálmente le conocemos? No. Lo mismo aplica a Jesucristo. No es lo mismo conocer cosas acerca de él, que conocerle a él.

Hoy puedes conocer a Jesucristo personálmente. Puedes conocer Su amor, SU cuidado, Su sanidad, Su perdón. Las promesas que aquellos hombres y mujeres conocieron en aquel primer día de resurrección, pueden ser tuyas hoy. Pero necesitas…

No esperes otro día, házlo hoy y conoce el gozo de vida eterna en Jesucristo.

OREMOS

LLAMADO A SALVACIÓN