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Todos Tenemos Grandeza Dentro de los Planes de Dios

La Academia Militar de los Estados Unidos, clase de 1915, fué conocida como, “La clase sobre la cual cayeron las estrellas.” Se le dió esa frase porque 59 de los 164 graduados con el tiempo llegaron a ser generales en el ejército de los Estados Unidos.

De tantos graduados de dónde escoger, ¿quién hubiera pensado que el más condecorado de ellos sería uno de los mediocres?

El liderazgo es un juego chistoso; la grandiosidad lleva un abrigo muy misterioso. Grandeza no viene de alta estatura, ni por gritar órdenes. De otra manera, el general Dwight D. Eisenhower hubiera sido simplemente cualquier otro soldado.

El camino a la cima, en su caso, llegó a través de los pasillos callados de los cuarteles.

El joven Eisenhower- conocido como “Ike” desde la niñez- fue el hijo de un pobre granjero de Kansas.

El entró a la milicia solamente porque West Point le ofreció una educación gratis. Y, aunque poseía una mente muy inteligente, esa cualidad nunca sobresalió de ninguna manera.

Ike, académicamente y en disciplina, fue el número 61 de entre 125 de los graduados de West Point. Así es que se le colocaba como mediocre, lo cual lo colocaba como para ser comisionado como segundo teniente, pero no mucho más que eso. El aplicó para ser asignado fuera del país, pero se le negó. En lugar de eso, lo asignaron a una sencilla posición de oficial. Entonces, por diez y seis años, se mantuvo en rango de mayor.

Sus talentos estaban encerrados dentro de su personalidad callada y estatura diminuta.

Durante el primer año de la segunda guerra mundial, Ike mantuvo un trabajo de oficina en Washington D.C. No obtuvo ninguna fama, no sobresalió. Se esperaba poco de este hombre inteligente pero callado.

Cómo fue que el “Ike” pasó  de un trabajo de escritorio, por debajo de 366 oficiales con más señoría que él, para llegar a ser comandante de las tropas estadounidenses en Europa, y después comandante supremo  de las fuerzas aliadas, es todavía uno de los misterios más grandes de la historia.

Pero esto si sabemos: el calor de la batalla tiene una manera misteriosa de reinventar al soldado….o al pastor. Madriguera de zorros tienden a magnificar los recursos interiores, de remover el velo y mostrar a la verdadera persona. Algunos se marchitan. Algunos esperan. Pero los líderes saltan. Ike saltó.

Los nombres icónicos de Patton, Bradley, Nimitz y MacArthur todos subieron a estatus de héroes durante la guerra. Pero ninguno ascendió de la manera tan rara como lo hizo D.D. Eisenhower. (George Patton, a quien le ganó la posición, declaró que las iniciales D.D. significaban Destino Divino.)

¿Quién se imaginaría que Eisenhower sería el hombre que dirigiría la maquina militar más grande y triunfante de la historia? Ciertamente no Winston Churchill a quien le frustraba la manera de ser de Eisenhower. Ciertamente no al soldado británico, el General Allen Brooke, quién dijo, “Eisenhower no tiene esperanza. Él no sabe nada de asuntos militares.” Hasta el presidente Roosevelt, de vez en cuando, dudaba de las decisiones del general comandante.

Pero a su tiempo se hizo obvio: el demandante pero querido  Ike, era en sí el hombre correcto  para este trabajo. Hasta sus enemigos estaban de acuerdo. El ministro de propaganda de Hitler, en sus comentarios escribió: “El trabajo del comandante teatral Americano ha hecho el campo desigual.”

No está mal para una persona mediocre.

A través del tiempo muchos sorprendentes candidatos mediocres han subido a la grandeza, pero ninguno más que los que han sido escogidos por Dios. Él tiene una manera de cambiar lo ordinario en extraordinario en el abrir y cerrar de Su ojo.

Por ejemplo:

  • Los hermanos de José lo consideraban dispensable, pero Dios lo usó para salvar a una nación de hambre.
  • Moisés fue un pastor de 80 años antes que Dios le diera el cambio de carrera de su vida.
  • Eliab sencillamente le recordó a David de lo insignificante que él era…..justo antes que el hermano menor le demostrara al filisteo que nadie, ni siquiera un gigante, puede burlarse del pueblo de Dios y salirse con ella.
  • Pedro, el experto en decir lo equivocado del primer siglo, llegó a ser el portavoz de Dios en el día de Pentecostés.
  • Pablo, un malhumorado, cabeza caliente, fue usado por Dios para escribir la mitad del Nuevo Testamento.

Hasta Jesús estuvo cubierto en ropas mediocres. Como Isaías dijo, “Él no tenía belleza o majestad para atraernos hacia Él, nada en su apariencia haría que lo deseáramos.”

Dios te ha escogido para que dirijas a sus tropas, y sus decisiones para el liderazgo  raramente llenan el molde que uno piensa. No se trata de estatura o valentía, pero de humildad y tenacidad. Atributos que a veces parecen mediocres a la mayoría, Él los cuenta como excepcional.

Bendiciones,

 

Ron Walters
Vicepresidente de Relaciones Ministeriales
Salem Media Group

 


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