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Pilotos Encendidos; Hornillas Apagadas

En el relato bíblico que estudiaremos hoy tendremos la maravillosa oportunidad de apreciar cómo hay creyentes cuyas vidas se pueden comparar, en algunos momentos, con estos artefactos conocidos como “pilotos.” Vayamos al Primer Libro de Reyes 17:8-16.

I. Vasijas con Poco Aceite

Cuando una persona experimenta el poder del Espíritu Santo desea que esa experiencia no termine. Daríamos cualquier cosa para que se pudiera perpetuar esa condición. Este evento puede ser descrito con la imagen de “tener la vasija llena de aceite continuamente.” Pero, ¿es esto posible? Si esta pregunta se te hiciera a ti ahora, ¿cuál sería tu contestación? El personaje principal de nuestra historia no titubiaría en contestar con un rotundo NO. Las razones son evidentes, esta mujer cuando el profeta se manifiesta en los elementos de su vida diaria está lista para preparar lo que será su última comida antes de rendirse a los brazos de la muerte causada por inanición. Lo más tétrico en esta imagen es, que su hijo morirá junto a ella porque tampoco hay comida para él.

Cuando leemos historias como esta resulta imposible pasar por alto la gran similitud que hay entre esta viuda y la condición espiritual de muchos/as creyentes en la actualidad. Sus vasijas o tinajas están casi vacías. Son hijos e hijas de Dios; el piloto está encendido pero sus hornillas están apagadas. Su vida espiritual es débil y frágil. En ocasiones toman una Biblia, en otras toman unos minutos para orar pero les cuesta tanto trabajo y el esfuerzo es tan grande que la experiencia resulta una carga más que un deleite. Sirven al Señor pero no hay fruto al hacerlo. Lo único que hay es un pequeño piloto creando una insignificante llama.

II. Resignarse a Morir

Cuando usted escucha la palabra “resignarse”, ¿qué entiende, qué imagen viene a su mente? En mi caso, pienso en derrota, en abandonar la lucha, en no hacer algo para cambiar las cosas. Es vivir en un compás de espera donde vemos como se acerca el final y nos quedamos como si nada. Quien asi vive no tiene algo que ofrecer. Lo único que le queda es esperar que ese pequeño “piloto” se apague.

¿Saben qué? Muchas veces le he pedido a Dios que me ayude para ser su instrumento. Yo no soy una persona conformista. Y me dá mucha tristeza y, quizá lástima al ver personas con potenciales para encender todas las hornillas de su estufa, pero no saben o se resisten a aceptar que, para que el “piloto” pueda encender las hornillas de su estufa tiene que estar conectado a un receptáculo energizado con electricidad.

III. Conectando Nuestro “Piloto”

Si nuestras almas están viviendo resignadas al conformismo espiritual que en este momento nos domina, entonces hacemos bien en observar cómo el profeta le da unas instrucciones claras y precisas a la mujer para que en su vasija siempre haya aceite en abundancia.

Vayamos a las intrucciones:

1. “No tengas miedo.” (v.13)

El miedo surge ante cualquier situación que genere en mi vida el pensamiento que me guía a sentir que experimentaré algún tipo de dolor o la muerte.

¿Por qué entonces, Elías tiene que comenzar las instrucciones con esta amonestación? Es obvio que uno de los resultados ante el miedo es la paralización. En ese estado la mujer jamás podrá obedecer lo que se le ordenaba por Dios a través del profeta. Asi que, si nosotros/as deseamos caminar con nuestra vasija llena de aceite, ungidos por la presencia del Espíritu Santo, conectando nuestro “piloto” al receptáculo de corriente, no podemos darnos el lujo de que el temor nos impida obedecer.

El miedo puede surgir y ese no es el problema. El problema es cuando el miedo nos detiene. Veamos el caso de Gedeón en Jueces 6:27.

“Entonces Gedeón tomó a diez de sus sirvientes e hizo todo lo que el Señor le había mandado; solo que no lo hizo de día, sino durante la noche, por miedo a la familia de su padre y a los hombres de la ciudad.”

Asi que el primer llamado de Dios es: no tengamos miedo de lo que nos pueda suceder al obedecer a Dios. No debemos permitir que un espíritu de conformidad nos prive de las bendiciones que Dios da a toda persona que le obedece.

2. Revisa tu orden de prioridades

Leamos el verso 13 completo:

“No tengas miedo. Ve a preparar lo que has dicho.Pero, primero, con la harina que tienes, hazme una torta pequeña y tráemela, y haz después otras para ti y para tu hijo.”

Si usted mira con calma y analisa el contenido de este verso podrá notar que el llamado del profeta no es a dejar de hacer lo que usted desea hacer, NO. El llamado del profeta es a establecer un claro orden de prioridades donde el elemento determinante es la voluntad de Dios.

¿Recuerda usted la última vez que fue al correo a echar dos ó tres cartas? Una de las cartas era más importante que las demás. ¿Y cómo yo puedo saber que para usted esa carta era más importante que las otras sin tener que preguntarle? Ahh, porque cuando usted llegó al correo decidió echar una de ellas en un sobre que decía: “Priority Mail.” Y las demás cartas las echó en un sobre regular.

Fíjese que todas las cartas fueron echadas al buzón en la oficina postal. Pero al echarlas hubo una que el cartero tenía que prestarle atención especial porque debía ser entregada con mayor velocidad. Las otras también tenían que ser entregadas pero no con el mismo esmero.

Asi pasa con nuestra vida. Dios desea que aprendamos a echar en ese sobre de “Priority Mail” los asuntos que tienen que ver con EL y su Reino. Y que echemos los asuntos nuestros en cartas que vayan a través del correo regular.

El llamado de Dios no es a abandonar nuestras responsabilidades terrenales. El sabe que usted tiene que comer, El sabe que usted tiene que pagar sus deudas y de vez en cuando comprar algo que en realidad no necesitamos. Dios sabe todo eso. Por eso es que su llamado dice: “pero primero, con la harina que tienes…hazme una torta pequeña y tráemela, y haz después otras para ti y para tu hijo.” (v.13)

Cuando usted termina de leer este verso notará la base del pedido: una promesa. Leamosla:

“Porque el Señor, Dios de Israel, ha dicho que no se acabará la harina de la tinaja ni el aceite de la vasija hasta el dia en que el Señor haga llover sobre la tierra.” (v.14)


3. La obediencia a la voz del SEÑOR

Todo creyente en algún momento ha escuchado el dicho “la palabra de Dios no sólo nos informa, también nos transforma.” Los primeros dos elementos pueden clasificarse como informativos. Es el tercero el que confrontará a la mujer con la realidad de que la Palabra de Dios requiere acción de nuestra parte.

El profeta le anunció que no tuviera miedo, que organizara sus prioridades conforme al designio divino, y ahora veremos si la palabra cambió a esta mujer.

“La viuda fue e hizo lo que Elías le había ordenado. Y ella y su hijo y Elías tuvieron comida para muchos días. No se acabó la harina de la tinaja ni el aceite de la jarra, tal como el Señor lo había dicho por medio de Elías.” (vv.15-16)

Conclusión:

Si yo le preguntara a usted en este momento lo siguiente: ¿le gustaría a usted que siempre haya en su tinaja harina y siempre haya aceite en su vasija? ¿No sería su contestación un ¡Si!? El deseo de Dios no es que sólo arda en nuestra vida ese pequeño “piloto.” Dios desea que cada hijo e hija que El tiene pueda conectar ese “piloto” a un receptaculo energizado por el poder de su Presencia a tal grado que todas las hornillas puedan encenderse…. Y para que esto suceda toda persona debe actuar a pesar del miedo, ordenar su vida estableciendo las prioridades correctamente y con humildad odebecer Su voz.

Sermón Predicado en la IP “Casa del Alfarero”

Domingo, 22 de agosto de 1999.

Ponce, Puerto Rico

Ismael González-Silva, Pastor

e-mail: [email protected]