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LA PROSPERIDAD DEL VARÓN BIENAVENTURADO

Pero la prosperidad según la visión bíblica no apunta tanto hacia lo que el hombre puede tener para lograr deleites materiales, pero si los que producen deleites espirituales a través del llegar a ser mas que el hacer. La prosperidad del alma y del espíritu es la base para todo tipo de prosperidad en la vida. Jesús dijo: “Buscad el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas vendrán como añadidura..”.

En el presente salmo tenemos a un hombre triunfante, dichoso y feliz. Ninguna descripción lograra definir tan diafanamente la felicidad en un ser humano como lo hace este salmo. Todos los conceptos sobre prosperidad y triunfos se eclipsan cuando son medidos con las características del varón bienaventurado descrito en el primer salmo de la Biblia.

ORACION DE TRANSICION: ¿En que consiste la prosperidad de acuerdo a la visión de la Biblia?

I. LA PROSPERIDAD CONSISTE EN EVITAR TODO LO QUE TRAE POBREZA MORAL v. 1

1. Seguir el Consejo de los Malos. La vida de alguna manera esta determinada por los consejos que se toman. En nuestra niñez contamos con los consejos del hogar, en la escuela contamos con los consejos del maestro, en el trabajo contamos con el consejo del jefe y en la iglesia contamos con el consejo de un pastor, maestro o anciano. Tan importante es el consejo que hay una gran sabiduría en aquel proverbio popular que sentencia: “El que no agarra consejo..no llega a viejo”. Sin embargo “el consejo de los malos” debe evitarse. No hay sabiduría en sus palabras, no hay esperanza en sus promesas y no hay confianza a lo que se invita. No puede haber nada bueno en un consejo de un hombre malo. El mundo esta lleno de pobreza moral y espiritual porque los hombres incautos oyen mas el consejo de la “serpiente antigua”. El hombre prospero según la Biblia seguirá el consejo de lo que es justo y de lo que es sabio.

2. Andar en Caminos de Pecadores. La palabra “camino” en la Biblia esta muy ligado al rumbo que se sigue en la vida. Tanto es así que se nos dice: “..su vida guarda el que guarda su camino” (Prov. 16:17). Un camino es una invitación para entrar a ver lo que hay en el. La Biblia recomienda, “paraos en los caminos” porque no todos son buenos. Se nos dice que: “Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte” (Prov.16:25). El varón bienaventurado es aquel que rechaza la invitación de todo aquello que lo invita a pecar. Hay una sutileza en las palabras cargadas de pecado. Hay una justificación para hacer lo malo. Hay una tendencia a no ver nada malo en lo que es rechazado por los ojos santos de Dios. El asunto no es lo que a mi me agrada sino que yo debo vivir “comprobando lo que agrada a Dios”.

3. Sentarse en sillas de escarnecedores. La palabra “escarnecedores” es la equivalente a los burladores, los cuales se encuentran a la orden del día. Los hay desde los que se mofan porque usted va una iglesia con su Biblia y su familia hasta los que ridiculizan las verdades eternas por los goces temporales. Los que siguiendo los “nuevos vientos de doctrinas” mezclados ahora con las nuevas formas de pensar, ponen en entre dicho la inerrancia de la palabra revelada. El hombre prospero de este salmo no oye ni se “sienta” con los burladores. No se deja envolver con aquellos que en el fondo son enemigos del evangelio y rechazan la gracia divina.

Aplicación: La pobreza moral es una de las peores. El varón que prospera en todo lo hace es el que evita traer este tipo de pobreza a su alma. !Cuidémoslo de esta pobreza!

II. LA PROSPERIDAD CONSISTE EN PERMITIR LO QUE TRAE RIQUEZA AL ESPIRITU v. 2

1. El Deleite que trae fruto. Los deleites de esta generación se caracterizan por lo efímero y las cosas vanas. Para algunos lo es la trama de una telenovela, la pornografía que cada día se pone mas accesible en todos los medios de comunicación generando todo tipo de vicio sexual, los titulares de la prensa amarillista sobre noticias sensacionales (el “affaire” del presidente americano, por ejemplo) o en los viajes de placer a lugares exquisitos. Contrario a esto la Biblia nos dice que el varón bienaventurado se deleita en “la ley de Jehová”. El comer, saborear y dirigir la palabra de Dios trae un deleite que es fructífero. Ella es “manantial” para el sediento, es la “miel que destila del panal” que endulza la amargura del espíritu pero sobre todo es el “mana” que alimenta adecuadamente toda alma hambrienta.

2. La Meditación que trae fruto. El destape de la Nueva Era recomienda el uso de la meditación mental con el fin de lograr el control del mundo externo. Obviamente es una meditación que deja fuera a Dios y su palabra y coloca las facultades de la mente como instrumento para alcanzar lo que apenas es imaginable. Es posible que para muchos, la Biblia sea un libro loco y sin sentido, pero el secreto de la dicha en el corazón, la belleza del carácter, el fruto en el servicio y la prosperidad en todo, esta, sin embargo en la meditación que se haga en ella “de día y noche”. La meditación bíblica pone en el centro de la imaginación a Dios con el tesoro de su palabra. El resultado de esto no puede ser otro sino la riqueza espiritual.

Aplicación: El deleite y la meditación en la palabra inspirada son dos cosas que debemos permitir que entren a nuestras vidas. Ellas son indiscutibles secretos de felicidad espiritual.

III. LA PROSPERIDAD CONSISTE EN PLANTAR LO QUE TIENE PERMANENCIA v.3

1. Plantar adecuadamente. Un “árbol plantado junto a corrientes de aguas” tiene asegurada una vida perdurable. Esta en una posición donde recibe lo que le da vida y consistencia. El agua aquí es símbolo de vida y de alimentación permanente. La prosperidad espiritual es representada de esta forma. Un árbol bien plantado tiene raíces que penetran hondamente para sostener su tronco y sus ramas, pero también tiene raíces que van sobre la superficie buscando los nutrientes que lo alimentan y a su vez sirven de equilibrio en el mismo sostenimiento. Debemos asegurar que tipo de siembra estamos haciendo. El “árbol de nuestra vida” no puede ser sembrado lejos de las “corrientes de aguas”. Hacer esto es dejar que las raíces de nuestra fe no sean profundas, es dejar que las ramas de la esperanza se debiliten y es dejar que los frutos de la salvación no salgan o se marchiten.

2. El fruto en su tiempo. Con frecuencia somos testigos de las cosechas fuera de tiempo. A veces compramos ciertas frutas que fueron tomadas sin que pasaran por el proceso de maduración natural; el sabor nunca es igual. El fruto a tiempo, de buen sabor y abundante, es señal de vida prospera. Tengo en mi mente las cosechas de los mangos venezolanos. El tiempo de su llegada es exacto (en algunas partes por las bondades de la tierra se adelante), el sabor es agradable al paladar. Van desde una combinación de piña, manzana, pera y hasta durazno. Los hay de diferentes tamaños y colores y las cosechas son exageradamente abundantes, tales que se pierden con mucha frecuencia. La permanencia y lo a tiempo de este fruto nos ilustra como debe ser la vida cristiana. El fruto a tiempo nos habla de una vida prospera y permanente.

3. Su hoja no cae. !Qué figura tan vívida para ilustrarnos lo que tiene permanencia, lo que no se acaba, lo que no se marchita con el tiempo y lo que es siempre fresco y natural! La prosperidad espiritual es semejante a esta “hoja que no cae”. La “sabia” del Espíritu produce tal vida y tal frescura que no hay en el síntomas de una vida marchita. Puede ser que su “hombre viejo” se vaya deteriorando pero el “interior, no obstante se renueva de día en día”. La hoja verde es un indicador de esa renovación diaria. El varón bienaventurado de este salmo es prospero porque esta plantado en el lugar adecuado y con los recursos adecuados para dar los resultados adecuados. Esta es la prosperidad que vale la pena buscar y proclamar.

IV. LA PROSPERIDAD CONSISTE EN SABER LO QUE SOMOS PARA DIOS v. 4-6

1. Los malos son como el “tamo que arrebata el viento”. Esta figura, contraria a la del “árbol plantado junto a corrientes de aguas” nos ilustra lo transitorio, lo pasajero, lo inestable y lo efímero que es la vida del que no conoce a Dios. La paja seca no solo es un buen combustible para el fuego sino que una vez cortada el viento puede jugar con ella levándola de un lugar para otro. Los malos no tienen consistencia ni tampoco permanencia. Son desconocidos para Dios y son arrebatados por todos los vientos que tiene la vida. Mas no así con el hombre bienaventurado. Dios le conoce por su estabilidad y su permanencia.

2. Los malos ni los pecadores estarán delante de Dios. No tiene lugar lo santo con lo profano. No hay forma que los “pecadores se levanten en la congregación de lo justos”. Solo la regeneración produce entrada al reino de los santos. Haremos bien en enseñar a los malos y pecadores que no hay tal cosa como alcanzar el cielo por las buenas obras sin el arrepentimiento de los pecados. Nadie puede levantarse delante de Dios si primero no ha levantado a Cristo en su propia vida. La prosperidad de los justos consiste en ser reconocidos por Dios a través del alto precio pagado en la cruz por el Hijo de Dios y la pobreza de los malos es el desconocimiento y la prohibición a que ellos puedan estar juntamente con los redimidos sin que hayan experimentado el nuevo nacimiento según lo indica la Biblia.

3. Dios conoce el camino de los justos. Esto es algo así como el fin del discurso según decía el predicador. La prosperidad del varón bienaventurado esta precisamente en el conocimiento intimo que Dios tiene de él y de sus obras. Los caminos del cristiano están abiertos delante de sus ojos. El conoce sus pensamientos, sus intenciones, su piedad, su amor y dedicación, sus sueños y esperanza. El sabe de que tamaño es su fe y cual es el tipo de esperanza que proclama. Contrario a esto, “la senda de los malos perecerá”. El único camino que permanece para siempre es el que se toma para ir al cielo. Los que transitan por el cuentan con la aprobación de Dios y el reconocimiento al final de la jornada: “…Bien, buen siervo y fiel; en lo poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entre en el gozo de tu Señor” (Mt.25:21)

Conclusión: La frase dominante de esta primera joya de los salmos es: “..y todo lo que hace, prospera”. Note que el énfasis del texto es en lo que se hace y no tanto en lo que se tiene. Me temo que la desviación moderna de los predicadores de la prosperidad bíblica se ha debido, mas a un énfasis por tener las cosas, que ver la prosperidad en las cosas que se hacen. Esto ultimo puede indicarnos que contamos con muchos hombres y mujeres prósperos aunque estén desprovistos de ciertos bienes materiales. Jesús corroboro esto al decirnos: “..porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Luc.12:15b). Dejo constancia que no estoy en contra de la prosperidad material sino que debemos orientarnos hacia lo que la Biblia nos dice y este salmo es un buen ejemplo de ello.