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El ministro y la tentación sexual

Hace unos años atrás hablé sobre pureza sexual en un instituto bíblico. Muchos estudiantes vinieron para ser aconsejados. Una estudiante fue derecho al punto: «Mis padres me enviaron a uno de nuestros pastores para aconsejamiento y terminé acostándome con él». Más tarde- y el mismo día- Elízabeth, la hija de un diácono, me dijo llorando : «Mi padre ha mantenido relaciones sexuales conmigo durante años, y ahora está empezando con mis hermanas».


Al día siguiente me encontré con Pamela. ¿ Cómo era su historia? «vine al instituto bíblico para escapar de un affaire con mi pastor».

En otra iglesia conocí a Mabel, una chica de 18 años. Estaba llena de culpas porque había mantenido relaciones sexuales con el líder de jóvenes.


-¿Le has confesado esto al Señor y has cortado la relación? –, le pregunté.


– Si -, respondió. –Además, su esposa lo descubrió. Por eso se cambiaron a otra iglesia.



Por cada personalidad cristiana famosa o líder evangélico de televisión que «muerde el polvo», hay un número no conocido de pastores locales menos conocidos – además de los maestros de la Biblia, obreros

Paraeclesiásticos, líderes de diferentes áreas –que renuncian (o son despedidos) por inmoralidad sexual, sin que se conozca el verdadero motivo. Innumerables son los hombres y la mujeres laicos cuyo servicio como obreros cristianos han sido erosionados o se han detenido abruptamente por la misma razón.

Por más que odiemos admitirlo, el escenario evangélicos tiene muchos «restos» de vidas y ministerios diezmados por el pecado sexual. La primera conclusión es muy grave y las implicancias de largo alcance : Hay entre los cristianos, incluyendo el ministerio, une epidemia moral de proporciones enormes y alarmantes.

METIENDOSE DE CABEZA EN EL PROBLEMA

Al escribir y hacer investigación para el libro Cristianos en la estela de la revolución sexual, descubrí que una señal de identificación prominente de la iglesia primitiva fue su pureza sexual . Si no reclamamos este territorio perdido , la iglesia de hoy y su liderazgo están destinados a la impotencia espiritual. ¿Por qué? Porque un mundo no santo nunca va a ser ganado a Cristo por una iglesia no santa.


¿Cuánto ha sufrido nuestra reputación como siervos de Cristo? ¿Cuánta credibilidad hemos perdido como resultado de las altamente publicada «hazañas» inmorales de algunos colegas? Una mujer cristiana comprometida me dijo con lágrimas en los ojos: » Cada vez que escucho a un líder cristiano predicar, tarde o temprano me sobreviene el pensamiento de que es probable que ese hombre esté viviendo en inmoralidad.


A pesar de las pérdidas, hay algunos cambios positivos que han salido de las caídas morales de los líderes cristianos. El más significativo es que un balde de agua helada nos ha sido arrojada a la cara. No podemos más negar la realidad de la debilidad moral entre aquellos que sirven a Cristo. Líderes y laicos se han percatado de la crisis moral extendida , y la necesidad acuciante de apuntalar nuestra floja moralidad.


Se ha dicho mucho en los últimos años sobre la necesidad de cuidar y restaurar aquellos que han caído en pecado sexual. Lo que nos falta – y necesitamos desesperadamente – son claras medidas preventivas.

Ante un precipicio peligroso desde donde la gente está cayéndose desde unos 50 metros de altura, podemos responder de dos formas. Una es colocar ambulancias y enfermeros abajo. Otro es poner carteles de advertencias y construir una baranda arriba.


Para que este artículo no sea interminable , debo asumir que los lectores de Apuntes Pastorales saben lo que las Escrituras dicen sobre la moralidad sexual. Enfocaré primero tres factores críticos que debemos entender, para luego explorar las razones por las que los cristianos cometen pecados sexuales.

TRES FACTORES CRITICOS


Somos el blanco de la inmoralidad sexual. Hace algunos años hubo bastante ruido sobre una «lista de señalados», un plan elaborado por asesinos a sueldo para eliminar a los líderes políticos mundiales estratégicos. Estoy convencido de que el enemigo, Satanás ha mantenido ha mantenido una lista similar con las gente de la iglesia. Y hay buenas razones para creer que los obreros cristianos están en los primeros puestos de su lista.

Si usted es un pastor, misionero o evangelista, si trabaja con los jóvenes, es anciano, diácono, líder de estudio bíblico, obrero paraeclesiástico, profesor o estudiante de instituto bíblico, escritor, músico o tiene un ministerio de cualquier índole, entonces preste atención : usted es un hombre o mujer blanco. Las fuerzas del mal han firmado un contrato sobre usted. Hay un precio sobre su cabeza, precio suficiente como «para hacérsele agua la boca» a cualquier cazador de recompensas. Satanás está dispuesto a atraparlo. ¿ Por qué? Porque quiere anular su ministerio. Porque más que cualquier otro, usted lleva sobre sus hombros la reputación de Cristo. Si usted comete inmoralidad, el enemigo se apunta una victoria estratégica en su asalto sobre esta reputación sagrada.


«Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra pricipados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes

(Ef. 6.12) . Estos seres definitivamente malos tienen interés en nuestro deterioro moral. Harán cualquier cosa en su poder para avanzar sobre Cristo y su Iglesia.

» sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. (1 Pe. 5.8).

Somos vulnerables a la inmoralidad sexual. Todos los cristianos, incluyendo aquellos activos en el ministerio, son susceptibles al pecado sexual. El mito de que somos moralmente invulnerables cae ante la evidencia abrumadora. No hay –y nunca ha habido- ningún anticuerpo místico que nos haga inmunes.

«Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu»(Pr.16.18). ¿Qué nivel de soberbia se requiere para creer que el pecado sexual puede haber sorprendido a Lot, Sansón, David ( «un hombre según el corazón de Dios»), Salomón, los corintios y una multitud de líderes cristianos modernos, pero no a mí? Las advertencias de Pablo merecen un lugar prominente en nuestros escritorios : «Considerándote a ti mismo , no sea que tú también seas tentado»(Gá. 6.1). «Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga» ( 1 Co. 10.12 ).