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El cristiano ante la duda

3.- Luego, este sermón tiene un carácter pastoral. Me propongo ingresar al mundo interno de cada hermano que se encuentre agobiado por las dudas. Espero, por la gracia de Dios, alcanzar el objetivo de edificar en la fe utilizando las dudas como fundamento para una fe más sólida.

¿En qué consiste la duda?

1.- La duda es un estado de incertidumbre en relación con la verdad o realidad de algo. Necesita un sostén en que apoyarse para poder existir. No tiene consistencia por si misma, le es indispensable recostarse en algo o en alguien. Dicho apoyo puede ser tanto la fe como la incredulidad. Porque los no creyentes también suelen tener dudas cuando piensan en los grandes misterios de la vida y de la muerte.

2.- El teólogo Paul Tillich, en su Teología Sistemática, nos dice que la duda es inevitable. Estas son sus palabras: «La duda es inevitable mientras haya una separación del sujeto y el objeto y aún el sentimiento más íntimo e inmediato de unión con lo divino, no puede eliminar la distancia infinita entre el ser finito y el infinito que le agarra».

3.- La fe y las dudas están profundamente entrelazadas. La fe es semejante al oro, que raramente se encuentra puro. Casi siempre está unido a otros metales de los cuales hay que separarlo. La fe siempre conlleva la no fe.

ILUSTRACION: El padre que le dice a Jesús CREO AYUDA MI INCREDULIDAD. (San Marcos 9:24) En este texto bíblico la fe y la duda se dan la mano.

4.- Las dudas se expresan en forma diferente en la vida de cada ser humano. Hay personas en las cuales prevalece el espíritu crítico y otras en que las emociones son lo determinante en sus vidas. Entre estos dos extremos hay una línea de puntos infinitos. En alguno de esos puntos estamos ubicados cada uno de nosotros. Aunque carecemos de suficiente información para poder acceder al mundo interno de los apóstoles del Señor, el Nuevo Testamento da fe de la veracidad de la afirmación de Tillich, veamos:

a) Ante el planteo de una vida mas allá de la muerte, FELIPE le dice a Jesús: «Señor, no sabemos a donde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? (Juan 14:5). Ante la respuesta de Jesús FELIPE replica: «Señor, muéstranos al Padre, y nos basta». (Juan 14: 8). Esta duda se expresa con relación a las palabras del propio Jesucristo. ¿Cómo no van a existir dudas hoy ante nuestra predicación humana?

b) SANTO TOMAS no se queda atrás en la expresión de sus dudas: «Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, NO CREERE».

5.- Hay otra afirmación de Paul Tillich que nos resulta útil. Esta vez la tomamos de su libro Teología de la Cultura en el que afirma: «Hay personas que nunca han hecho una decisión porque nunca han tenido dudas». Entonces, resulta que, la duda puede llegar a ser uno de los componentes necesarios para alcanzar la vida plena en Cristo. La afirmación de Tillich se pone en evidencia en el testimonio de vida de FELIPE y de TOMAS. En un tiempo tuvieron dudas, pero más tarde pudieron hacer la más grande decisión de sus vidas. Siguieron a Jesucristo, predicaron su Evangelio, vivieron tratando de ajustar su conducta al modelo de humanidad que el Maestro les mostró y murieron sin retractarse de su fe.


¿Cuáles son los efectos de la duda?

1.- En primer lugar me voy a referir a los aspectos negativos de la duda, porque éstos suelen ser los más enfatizados por muchos creyentes.

a) Otra vez volvemos a la Teología Sistemática de Paul Tillich de la cual tomamos las siguientes ideas: «En las oscilaciones de los sentimientos, la distancia se percibe, y a menudo, aquél que ha avanzado en la santificación se ve lanzado a dudas más profundas que las que han padecido otros que no han tenido una experiencia religiosa tan intensa».

La distancia a que hace mención Tillich es la existente entre el ser finito, el hombre, y el Dios infinito. Distancia que causa la duda. En este sentido la duda es un elemento negativo para el creyente.

b) La anterior reflexión de Tillich se ve corroborada por la experiencia histórica del pueblo de Dios. Si leemos en Números capítulo 14 veremos como el pueblo de Israel que había vivido la profunda experiencia personal y colectiva de ser liberados por Dios de la esclavitud en Egipto se ve lanzado a dudas más profundas que las que han tenido otros que no han vivido una experiencia espiritual tan intensa. Este pueblo, después de haber vivido una experiencia sublime cae en dudas tan profundas que hace posible que una voz se levante para proclamar: ‘DESIGNEMOS UN CAPITAN Y VOLVAMOS A EGIPTO’ .

c) Hoy como ayer hay personas que han dado el saldo mortal de lo sublime de la experiencia de fe a lo ridículo de la no-fe, dudas mediante. Se trata de personas que han hecho el camino a la inversa, que han marchado de la libertad que produce la fe a la esclavitud que nos causa el pecado.

2.- Veamos ahora los aspectos positivos que podemos encontrar en las dudas:

A) Una vez que alguien ha logrado vencer sus dudas, logrará también colocar su fe sobre bases más sólidas. Ese es el testimonio del salmista cuando dice: «Ciertamente es bueno Dios para con Israel, para con los limpios de corazón. En cuanto a mi, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pies» (Salmo 73:1-2).

a) El autor de este Salmo nos confiesa las causas de sus dudas. No podía entender como era posible que prosperaran los hombres que vivían sin Dios, en aparente contradicción con las promesas divinas. Estas dudas habían barrido la fe del salmista. Pero a pesar de todo, da testimonio de cómo fue conducido a través de las dudas a una comunión más íntimas con Dios.

b) Este salmo está dividido en dos partes. En la primera, versículos 1 al 14, se refiere a las dudas del autor. En la segunda parte, 15 al 28, da testimonio de su victoria sobre las dudas. Para dar testimonio de la inquebrantable fe de este hombre de Dios, es suficiente con resaltar un sólo versículo de esta segunda parte: «fuera de ti, nada deseo en la tierra» (73:25). Se necesita mucha fe para hacer semejante afirmación. El salmista poseía esa fe inquebrantable por una razón que es válida también para nosotros hoy, había sido capaz de atravesar los senderos de la duda y salir victorioso.

B) Juan Wesley, el iniciador del movimiento metodista del siglo XVIII, es un testimonio mas reciente que el del autor del Salmo 73. Por lo tanto podemos reafirmar: Una vez que alguien ha logrado vencer sus dudas, logrará también colocar su fe sobre bases más sólidas.

a) Antes de su experiencia espiritual en la capilla de la calle Aldersgate, en Londres, Juan Wesley vivió torturado por sus dudas.

b) Cuando en *****plimiento de sus responsabilidades como pastor, se le asignó la tarea de ir a consolar a un reo que iba a morir en la horca, su corazón se turbó y su mente se llenó de dudas. ¿Cómo hablarle al condenado a muerte sobre la salvación en Cristo y la vida eterna si el mismo tenía dudas sobre la veracidad de tales doctrinas? Wesley se encontraba perplejo que fue a buscar la orientación de un pastor amigo. Este le dio el siguiente consejo: «Háblale del amor de Dios, del perdón de pecados por el arrepentimiento y la fe en Jesucristo. Hazlo como si no tuvieres duda alguna y el Señor hará su obra a pesar de tu poca fe». Wesley siguió el consejo, y para su sorpresa, el reo subió al patíbulo con paz en su corazón, seguro de haber recibido la salvación por la fe en Jesucristo. Y Wesley, quedó maravillado del poder de Dios, que le había utilizando como canal para llevar Su gracia, Su amor y Su perdón a un pobre pecador.

c) Las dudas de Wesley se expresaron otra vez en medio del Atlántico. El barco en que viajaba era azotado por una tempestad y ante la posibilidad de morir estaba aterrorizado. No estaba seguro de su salvación personal. De pronto escuchó las voces de un grupo de creyentes que alababan al Señor con cánticos y salmos en una bodega del barco. Acudió a ellos, era un grupo de hermanos de la Iglesia Morava. Al ver la confianza en Dios que mostraban estos cristianos en medio de la tempestad, Wesley se quedó muy impresionado.

d) La elaboración de todas sus dudas le llevó a la experiencia de Aldersgate. Sus dudas se disolvieron cuando sintió su corazón arder en manera extraña, cuando tuvo la certeza de que sus pecados habían sido perdonados. Habiendo alcanzado la certidumbre que había buscado, lo escribió en su diario y su testimonio ha llegado hasta nosotros.

C) Para terminar estas reflexiones sobre los aspectos positivos de la duda, voy a citar la opinión de un experto. El Dr. H. C. Rumke, en su libro Psicología de la incredulidad afirma: «Mi experiencia personal me enseña que la duda en sí misma no es un factor que origine incredulidad. Por el contrario, es más bien un fermento que ayuda a liberar la estructura investida».

¿Qué hacer con nuestras dudas?

1.- Debemos dudar la duda antes de dudar la fe. Si alguien tiene que sentarse en el banquillo de los acusados -en un juicio oral- sentemos primero a la duda. Sólo si la duda pudiere justificarse nos veríamos obligados a colocar a la fe en esa posición.

2.- No debemos ocultar la duda. La actitud correcta, en mi opinión, es reconocerla sin aprobarla ni condenarla. Debemos dejar que se exprese para poder dudarla. No podemos dudar algo que carezca de reconocimiento. Creo que esa fue la actitud del autor del Salmo 73 y la de Wesley. Me parece que debemos imitarlos.

3.- Otra vez buscamos la opinión de Rumke, en el libro citado nos dice: «Aunque parezca paradójico, afirmamos que si no experimentamos tal duda, el desarrollo de nuestra vida religiosa puede verse trabado».

4.- La duda no existe por sí misma, se apoya en la fe o en la incredulidad. Porque los incrédulos también dudan de su incredulidad. La fe, por el contrario, se apoya en el Dios revelado, porque no hay otro. Como dice Blas Pascal: «Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, no Dios de los filósofos». San Pablo nos recuerda que la fe es un don de Dios. Algo que se recibe en la comunión con El y no por las disquisiciones intelectuales.

5.- Para el buen cultivo de su fe, el cristiano debe mantener el justo equilibrio en la totalidad de su ser. Si bien la fe no es el producto de la razón no debemos olvidar que nuestra fe debe ser razonable. Acudimos otra vez a un experto. Esta vez a Rudolph Otto, autor alemán quien, en su libro: Lo Santo nos dice: «Cuando en una religión se mantienen vivos y despiertos los elementos irracionales, éstos la preservan de convertirse en racionalismo…… La saturación y enriquecimiento con elementos racionales la preservan de descender al fanatismo».

Conclusiones

1.- Cuando un joven me dice que tiene dudas, no me preocupa. Más me preocuparía si me dijera que nunca las ha tenido. No debemos procurar para nuestra Iglesia del siglo XXI la fe del carbonero, como decía Unamuno. Con perdón de los carboneros. Más bien debemos propender, en la formación de nuestros niños y jóvenes, a lograr una fe equilibrada. Una fe arraigada en la revelación bíblica, pero también ubicada en el aquí y el ahora.

2.- Hemos visto que la duda tiene sus aspectos negativos. Como el pueblo de Dios claudicó después de la liberación de la esclavitud en Egipto, nosotros también podemos pasar de lo sublime a lo ridículo. Podemos desear volver a la esclavitud del pecado por tener miedo a la libertad.

3.- Hemos visto también los aspectos positivos de la duda. El progreso dialéctico no es posible sin una antítesis que se oponga a una tesis. El aspecto desintegrador de la duda contribuye a la re-integración a una vida madura en Jesucristo.

4.- No nos asustemos de que las dudas vengan a nuestra mente. Debemos compartirlas con nuestros hermanos y, juntos lograr colocar la fe sobre bases más sólidas. No debemos depender de la emotividad y el sentimentalismo que suele conducir al fanatismo. Tampoco debemos apoyarnos en un racionalismo frío y sin sentido. Por el camino del equilibrio en el desarrollo armónico de alma-mente-cuerpo, arribaremos a la vida plena que el Señor desea para todos sus hijos. AMEN.