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El Arca del Nuevo Pacto

Cuando sentí este anhelo en mi corazón; no el de buscar el paradero del arca, no de averiguar el motivo de su desaparición ni el culpable de este hecho; solo el anhelo de que si Él mandó construirla, esta debía ser lo suficientemente importante para que no desapareciera así, sin motivo aparente, sin rastro, en silencio… Ya que no fue mas mencionada por los escribas después del 600 a.C.

Hay quienes suponen que el arca fue escondida por los mismos sacerdotes, por orden del profeta Jeremías, como relata el Segundo Libro de los Macabeos en su capítulo 2 a partir del verso 4:

…“Estaba escrito también en ese do*****ento que el profeta, por instrucciones de Dios, se había hecho acompañar por la tienda del encuentro con Dios y el arca de la alianza, y que se había dirigido al monte desde el cual Moisés había visto la tierra prometida por Dios, y que, al llegar allí, Jeremías había encontrado una cueva, en la que depositó el arca de la alianza, la tienda y el altar de los inciensos, después de lo cual tapó la entrada. Algunos de los acompañantes volvieron después para poner señales en el camino, pero ya no pudieron encontrarlo. Jeremías, al saber esto, los reprendió diciéndoles: ‘Ese lugar debe quedar desconocido hasta que Dios tenga compasión de su pueblo y vuelva a reunirlo. …

Quiero hacer notar que aunque las iglesias protestantes consideran a este libro como apócrifo, es decir no canónico, no inspirado por Dios, si se lo reconoce como histórico. Demás está decir de la confianza que inspiraron los escribas hebreos en el copiado textual de los hechos acaecidos en el tiempo, referente a su pueblo.

En tanto que en los textos judíos se describe, también, otro destino del arca. En la Misna y el Talmud se habla, que el principal tesoro hebreo, fue enterrado en secretos túneles, bajo el Monte del Templo, ya que una profecía, habría advertido al rey Josías respecto de la profanación del templo.

Otros culpan de la desaparición y destrucción del arca al pueblo babilónico, junto con la violación del Templo, destino mas que probable para todo tesoro que perteneciera a un pueblo conquistado, pero no para este “nada común tesoro”, ya que su valor no residía en el material precioso, ni en su fino trabajo, sino que en él se podía encontrar la presencia misma del Dios viviente.

El asunto es que muchos han buscado su paradero (tanto como el del supuesto “santo grial”) desde principios del segundo milenio, las Cruzadas, los caballeros templarios, sus consecutivos de la Orden de Cristo, el pueblo judío mismo, además de muchas potencias del siglo pasado, incluso con diferentes razones, por que además de las religiosas, las arqueológicas y el poder político, esta la creencia de que quien la tenga, tendría el mismo poder con el que contaban los hebreos en sus conquistas bíblicas.

Otros sostienen que el último destino del arca fue en el oeste de África, al norte del macizo montañoso etíope, cerca de Aksum, donde era resguardada por los falashas, practicantes del judaísmo desde la antigüedad. Pero estos han emigrado casi por completo a Israel en los últimos años de siglo XX, donde están siendo marginados por el resto de la sociedad judía. Esto me lleva a pensar de que si ellos tuvieran el arca en su poder, esta sería una gran herramienta de negociación… descarto de plano esta idea. Por mas que existan pruebas de que tanto los nazis como Mussolini la buscaron arduamente en esas tierras; los nazis por parte del secreto grupo ocultista liderado por Himmler, y Mussolini para ganarse los favores del Vaticano.

Otra de las teorías sobre el destino del arca, es que en un pequeño pueblo de los Pirineos franceses, desde fines del siglo XIX, una sociedad secreta de sacerdotes, resguarda celosamente el tesoro del Templo de Jerusalén, el que sería devuelto en su debido momento. Se dice que un cura “…descubrió el secreto de enorme trascendencia…” ¿Cómo fue a parar por esas montañas? ¿cuándo…? si tenemos en cuenta que desde que desapareció hasta que supuestamente fue hallada, transcurrieron alrededor de dos mil quinientos años. Esta suposición tampoco me satisface… no la creo.

En la búsqueda de material al respecto, también encontré variadas suposiciones, unas mas insostenibles que otras. Desde que el arca era un gigantesco condensador, que se cargaba de electricidad estática, debido al clima extremadamente seco del desierto, transformándose en un arma mortal para quien lo tocara sin los conocimientos del cuidado para su manipulación, hasta que era una protección para el traslado de las Tablas de la Ley, que en realidad estaban hechas de material radiactivo, provenientes de algún meteorito, razón por la cual muchos tenía tumores y hasta morían al acercarse sin precaución a ella.

Todos estos supuestos, son tan “supuestos” que ni siquiera puedo citar los lugares donde consten, ya que todos son de “expertos arcólogos” que buscando el destino de este tesoro, llegan a formar teorías, que son negadas por los otros “expertos arcólogos”…

Espero no haberlos aburrido con está información tan dispar, solo quería mostrarles lo que el mundo habla sobre el tema. No es mi intención demostrar lo absurdas que son estas teorías. Mi creencia personal, después de recibir las cosas que en este libro se muestran, es que sencillamente el Señor la hizo desaparecer; no a una cueva de una montaña, ni en un secreto templo, ni siquiera en este mundo; ya había *****plido con su función y debía dejar lugar a los siguientes acontecimientos… poco a poco se construiría el Arca del Nuevo Pacto, de la Nueva Alianza.

Este texto está reservado a quienes creen en el Dios vivo y poderoso que mandó construir el arca, no es recomendable para quienes no tengan fe en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, está destinado a verdaderos cristianos, que buscan descubrir el Arca del Nuevo Pacto, amén.



Capítulo 1

DONDE COMIENZA LA HISTORIA DE MOISÉS


Como no todos han leído los libros de Moisés, haremos un poco de memoria, sin pretender escribir todos sus hechos porque llevaría mucho tiempo, pero si un pequeño resumen de una parte de su vida.

Casi todos los historiadores y estudiosos, dividen la vida de Moisés en tres partes de, mas o menos, cuarenta años cada una. Esto nos hace mas sencillo el seguir los pasos de este príncipe y siervo, profeta y sacerdote, pero por sobre todas las cosas, amigo íntimo de Dios, como pocos los hubo. Fue Moisés el único que habló cara a cara con el Señor, ya con esto creo que las palabras sobran ¿no piensa lo mismo? (Éxodo 33:11).

Retomando lo nuestro, la primera etapa de su vida comienza al ser adoptado por la hija del faraón, lo cual le llevó a tener privilegios y estudios, en definitiva una vida acomodada, como muchos de nosotros quisiéramos; tanto así que al tener su primer acto de redención para su pueblo, lo hizo en forma violenta, al matar a un egipcio que golpeaba un hermano suyo; un error muy común en las clases ennoblecidas, es el creer que todo lo pueden, con respecto a las clases “inferiores”. Esto al faraón no le gustó, pero lo que era mas grave, también lo condenaban los de su propia sangre (1.500 años mas tarde se repetiría esta historia…).

El asunto es que esta primera etapa culmina con su huída al desierto porque lo buscaban para matarlo (¿otra coincidencia?) y lo podemos encontrar en la primera mitad del segundo capítulo del libro de “Éxodo”, en tanto que la segunda mitad de ese capítulo, es el siguiente período.

Como ya dijimos, con su huída al desierto comienza la segunda parte, donde pasa del lujo de la corte, a la difícil vida del pastor nómada en busca de buenos pastos para su rebaño “en la tierra de Madián”, posiblemente la península del Sinaí; formando su familia; moldeando tal vez, Dios el carácter de este, su siervo. Dice la escritura en Números 12:3 “Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra” , muy diferente del hombre que había huido de Egipto debido a su violencia. Esta etapa, es la que no nos agrada a los cristianos, pero es muy importante como paso a la última etapa, cuando somos llamados a servir. El trabajo que no se ve, las pruebas por las que pasamos, es lo que poco a poco va modelando nuestra forma de ser, nuestra forma de ver las cosas; en las manos de Dios, nuestra vida, toma la forma que le es mas útil al Creador y su obra.

A partir del tercer capítulo de Éxodo, la Biblia nos relata el llamamiento de Moisés, su retorno a Egipto, sus discusiones con el faraón, con plagas y todo; hasta que lo deja ir junto con su pueblo, pero igualmente los persiguen. Se abre el mar Rojo, pasan los hebreos, los egipcios no… Todas estas cosas había preparado Dios para que su pueblo (y los otros) vieran el poder con que los salvaba, pero relato tras relato observamos como sus elegidos, el pueblo de Israel ¡mirando, no veían! El problema es que muchas veces nosotros obramos parecido, por esto tengamos en cuenta que el Señor los paseó durante cuarenta años por el desierto, hasta que la fracción que no le agradaba desapareció. Que no nos lleve tanto tiempo hacer morir esa parte que Dios quiere que saquemos de nosotros, veamos que le interesa y tratemos, con su ayuda, de serles siervos útiles en sus manos, y pasar del desierto a la tierra de bendición, lo mas rápido posible.

Retomando nuestro camino, junto con el de Moisés, dice el capítulo 24, que él con su pueblo llegan al Monte Sinaí, se santifican , se preparan, su líder debe ascender al monte, en donde el Señor le revelará su voluntad, lo que debían hacer, era realmente un momento crucial. No se puede buscar a Dios así como así, solo siendo santificados podemos hacerlo, es justamente lo que hizo Cristo por nosotros, Él es el único camino al Padre, como lo dice el evangelio “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre” (San Juan 14:6), no se engañe, no hay otra ruta, ni corta ni larga.



HABLEMOS UN POCO DEL ARCA


El capítulo 24 del libro de Éxodo, describe que cuando Moisés subió al monte Sinaí, por orden de Dios, una nube cubrió el monte, y la gloria de la nube, relata la escritura, era como fuego abrasador a los ojos del pueblo, y estuvieron los dos, juntos, durante cuarenta días.

Entre lo que allí Dios le habló, al líder hebreo, estaban las indicaciones para construir un arca o caja (Éxodo 25:10-22), sus medidas, materiales, dispositivos de transporte, ornamentaciones, todo, sin dejar nada librado a la duda. Obviamente era su voluntad, era lo que Él quería, no lo que interpretara Moisés o su pueblo.

El arca debía ser de madera de acacia, supongo que por el peso, ya que la madera en si, es un material relativamente débil aunque elástico, sujeto al deterioro por el clima, por lo que se revestía de otro material mas noble y precioso. La madera es algo que tuvo vida, pero que está muerto, inerte, se le debe dar forma útil, sino solo sirve para alimentar el fuego, esto debe tener algún significado, reacuérdenlo. El asunto es que a la madera hay que cortarla correctamente, lijarla para darle una buena terminación, y tener cuidado en el armado y encolado, solo un buen artesano saca de un tronco una pieza útil y delicada.

La caja de madera se debía recubrir con planchas de oro, por dentro y por fuera, esto transformaría dicha obra, en algo de gran valor, muy apreciado, además que la protegería de cualquier maltrato. Este revestimiento también cubriría toda imperfección que la madera tuviera, como ya dijimos, tanto por dentro como por fuera.

En la parte superior, coronando la caja, una cornisa de oro macizo, dándole la terminación a las paredes y aumentando su hermosura y valor, realmente debe haber sido una gran maravilla, solo digna del Señor de señores.

A sus lados y en las esquinas, cuatro anillos, del mismo precioso metal, y que por ellos se atravesaran dos varas, también de acacia revestida en oro, para ser llevada el arca, en manos santas, por el duro camino a transitar.

Como tapa de la caja, es decir cubriéndola, el propiciatorio, una placa de oro ¡fino!, dice la sagrada escritura, digamos entonces que sobre ella pondría algo de mayor valor inclusive, adornado con dos querubines de oro macizo, en los extremos, mirando al centro y cubriéndolo con sus alas extendidas, como adorando lo que estaría en el medio, claro, si desde ese lugar Dios se comunicaría con Moisés, ¿quién mas digno de ser adorado que Él?

Como no dejaría librado a voluntad humana su construcción, Dios le indicó a su siervo Moisés en el capítulo 31 de Éxodo : “Mira, yo he llamado por su nombre a Bezaleel hijo de Uri hijo de Hur, de la tribu de Judá, y lo he llenado del espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, para labrar piedras y engastarlas, tallar madera y trabajar en toda clase de labor. He puesto junto a él a Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan, y he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para que hagan todo lo que te he mandado” . De antemano, Dios ya había preparado a quien, con toda la sabiduría del Espíritu Santo, construyera su obra; como siempre Él sorprendiéndonos con toda la previsión.

Aunque sí estaban llevando ídolos egipcios escondidos, vemos aquí que la construcción del arca no fue un hecho a la ligera, para solucionar un inconveniente de idolatría dentro del pueblo, era algo bien planeado, por lo que insisto en que su símbolo es de importancia.


Capítulo 2

¿QUÉ GUARDABA EL ARCA?

En “Éxodo” 25:16, dice que Dios mandó poner en el arca, según unas versiones “la ley” y en otras “el testimonio”. Para aclarar este tema recurrimos a la “Epístola a los Hebreos” 9:4 donde nos cuenta que, en el arca de la alianza, estaban guardadas las tablas de la ley, una muestra del maná y la vara o bastón de Aarón. Por todo esto vemos que si bien dentro del arca estaba la ley propiamente dicha, cierto es que había además otros testimonios del pacto del Señor con su pueblo escogido.

Una de mis dudas fueron el ¿porqué testimonio? Dice el diccionario que testificar es: declarar, afirmar. De declarar expresa: Manifestar o explicar lo que está oculto o no se entiende bien, en tanto que de afirmar señala que está firme, que no cede . Ahora queda mas claro: lo que guarda el arca, muestra y manifiesta lo que no se ve, en tanto que ello no cede, no cambia. (Sino entendió, es mejor seguir adelante, para ver si se despeja mas)




HABLEMOS AHORA, DEL PODER DEL ARCA


Tampoco aquí, pretendo escribir todos los hechos en que se muestran los poderes y fenómenos en los que participó el arca, si al fin y al cabo ya están escritos en la Biblia, por lo que lo invito a leerla sino lo a hecho, es el libro mas interesante que haya existido, con decirle que hasta los que no creen en Dios, la leen y releen, sin entenderla, pero lo hacen… píenselo, no se arrepentirá. Le reto a que busque y compare lo aquí escrito, con las Sagradas Escrituras (ese es el motivo de poner las citas bíblicas) no todos los libros que usan referencias a la Biblia son confiables, he comprobado que pequeñas diferencias, una coma cambiada, por ejemplo, puede adulterar el mensaje, y así manipularlo con buena o mala intención, pero no creo en un Señor que inspirara una escritura que necesite ser “arreglada” para revelar la voluntad de Dios.

La principal función del arca era la de ser el medio a través del cual, el hombre, se comunicaría con su Creador, debido a que el pecado había quitado la posibilidad de comunión con Dios. En “Éxodo” 33:7 se describe al tabernáculo, que es donde se guardaba el arca, como “tienda del encuentro con Dios”

Por culpa del pecado, inclusive el sacerdote, el único que ingresaba al lugar santísimo, lugar tras un velo donde estaba el arca, debía hacer expiación por su persona y santificarse, antes de entrar en la presencia del Señor, porque de no ser así, podía hasta ser fatal. Cuenta la escritura en el capítulo 10 de Levítico, en sus dos primeros versos: “Nadab y Abihú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su brasero, pusieron lumbre e incienso en ellos y ofrecieron ante el Señor un fuego extraño que él no les había ordenado. 2Entonces salió fuego de la presencia del Señor y los quemó por completo. Así murieron ante el Señor.” Motivo por el que se acostumbraba atar con una soga al sacerdote, para que si moría, se lo sacara desde afuera. Incluso cuando viajaban, guiados por el arca en manos de los sacerdotes, el pueblo debía ir detrás, como a un kilómetro, no mas cerca que eso.

Cuenta en “Josué” a partir del tercer capítulo, que cuando se dispuso el pueblo a cruzar el Jordán, como Dios le había mandado al discípulo de Moisés, ni bien los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del testimonio tocaron el agua de la orilla, el río se detuvo y se abrió, a pesar de que estaban en la época de la siega, al comienzo de la primavera, con sus lluvias tardías. Sin embargo hasta que todo el pueblo de Israel cruzó, los sacerdotes se quedaron en medio del Jordán, estando en seco, es así que Dios mandó tomar del lecho del río, doce piedras, una por cada tribu, para levantar un monumento recordatorio del poder con que los acompañaba, y como si fuera poco, luego que el Señor mandara sacar del lecho el arca, apenas los sacerdotes tocaron tierra firme, las aguas reanudaron su cause normal, de borde a borde.

Mas tarde para tomar la ciudad de Jericó (“Josué” 6:1-27), Dios mandó una serie de pasos que debían *****plir los israelitas, junto con el arca: dar vueltas durante seis días alrededor de los muros y al séptimo dar siete vueltas, tras lo cual los sacerdotes que acompañaban el arca tocarían bocinas de cuernos y el pueblo gritaría. Al *****plirse todo esto, los muros de Jericó cayeron “solos”. De mas está decir que algunos han tratado de explicar lo ocurrido con fundamentos físicos, otros dicen que encontraron la ciudad ya destruida, etc. nosotros como no ponemos en duda lo que está escrito, ni pretendemos fundamentar cómo lo hizo Dios, podemos ver en estos hechos el gran poder que se despliega al *****plir su voluntad, junto con su presencia (cual era el símbolo del arca en sí).

Otra de las manifestaciones del “poder del arca” es relatada en el primer libro de “Samuel”, capítulo 5. Debido a la decadencia sacerdotal y la corrupción del pueblo, los israelitas son derrotados por los filisteos, e inclusive tras la primera batalla, en la que perdieron como a cuatro mil hombres, en lugar de preguntarse ¿porqué Dios los había abandonado? lo culparon, y creyeron forzar su ayuda trayendo el arca al campo de la contienda. Lo único que consiguieron fue perder otros treinta mil soldados y ¡el arca…! Pero aunque el pueblo hebreo había tenido su castigo, a los filisteos no les fue mejor con el arca de Dios. Primero la colocaron en su templo, junto a su dios Dagón (una escultura, lógicamente), quien al día siguiente apareció caído delante del arca; levantaron la escultura y la volvieron a poner en su lugar, pero a la mañana posterior, nuevamente estaba la imagen caída delante del arca, y además estaban rotas sus extremidades. A partir de estos acontecimientos, los habitantes del territorio comenzaron a tener tumores, y por temor llevaron el arca a Gat, donde también comenzaron a morir grandes y chicos debido a los tumores. Decidieron trasladar entonces el arca a otro de sus territorios: Ecrón, pero sus habitantes tampoco quisieron saber nada con ella, por lo que reunidos todos los príncipes, resolvieron devolverla, y por las dudas con presentes incluidos.

Otro de los hechos en que aparece el arca como principal protagonista, fue en el segundo libro de “Samuel”, capítulo 6, cuando David intenta trasladarla a su ciudad: Jerusalén, para lo cual usan una carreta nueva, por adelante todos danzaban y cantaban al son de los instrumentos, muy felices, todo era fiesta, estaban llevando el arca de la alianza, el símbolo mismo del pacto con el Creador. De pronto, cuando los bueyes tropiezan, el arca se tambalea, uno de los que guiaban el carro, Uzá, estira su mano y sostiene el arca, entonces Dios se molesta con Uzá por ese atrevimiento y le quita la vida instantáneamente… Se acaba la fiesta, consternados por el hecho y temerosos de llevar el arca a la ciudad, deciden dejarla en casa de Obed-Edom, ¡quien es bendecido todo el tiempo que está el arca en su casa! Son sucesos que a primera vista confunden, producen un ¿qué quiere Dios? Justamente esto era, David en el capítulo 15 de “1º Crónicas”, donde también se relatan estos acontecimientos, se da cuenta y manda que como Dios mismo había mandado, solo los levitas podían llevar el arca, para lo que ordena a sacerdotes y levitas, santifíquense, purifíquense como Dios quiere y entonces traerán el arca… Además no sabemos que sucedía en el corazón de Uzá, cuando puso su mano sobre el arca, como dice “1º Corintios” 2:11 “¿Quién entre los hombres puede saber lo que hay en el corazón del hombre, sino solo el espíritu que está dentro del hombre? , pero lo que si sabemos es que querer poner las manos en las cosas de Dios, en sus hijos, en su obra, sin que sea su voluntad, sin santificarnos debidamente, es para tomar muy en serio, no livianamente como lo hacen, inclusive, algunos de nosotros, los cristianos.






Capítulo 3

LA REVELACIÓN


Antes de escribir este capítulo, les aclaro que como soy, a los ojos de Dios, igual que usted, todo lo que Él me dijo, es tanto para mi como para todos los que fuimos hechos hijos del Altísimo, por la fe en su hijo Jesús. Unos hijos nacieron antes que otros, unos crecieron mas que otros, unos mas rápido que otros, pero ninguno es “mas hijo” que otro, él es Padre y Perfecto, nada de esto descuide.

“Dios me reveló” es una frase que se utiliza tan a menudo en forma ligera, que muchas veces me da miedo usarla, pero no confesarlo en esta ocasión, sería robarle la autoría de este mensaje al Señor. Créame, por mi mismo no podría haber escrito mas de una hoja, y sin el menor de los sentidos, ya que a medida que voy escribiendo Dios va hablando a mi corazón, así como le está hablando a usted ahora.

He olvidado en que momento comenzó a mostrarse la interpretación en mí, pero si puedo decir que claramente me dijo:”Tú eres mi arca, arca de la nueva alianza, del nuevo pacto…” El asunto es que después de estas palabras algo se rasgó en mí, algo ya no sería igual, no lo entendía, pero sabía que al mirar un espejo, ya no vería lo mismo, sencillamente porque ya no era el mismo que fui, recuerde que como dice la segunda carta a los Corintios, en el capítulo 5, verso 17: “Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona”.

Como no podía entender nada de esto, comencé a buscar en las Escrituras, debía haber una interpretación de lo que me habló. No encontraba nada que me guiara, invariablemente había visto lo del arca solo como un tesoro hebreo, mediante el cual, el Señor les daba un lugar físico donde buscarlo, sin que lo irritaran haciéndose imágenes para adorar, como siempre fue la inclinación humana, Él lo aclara bien en Éxodo 20:4 donde manda “No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni les rindas culto, porque yo soy el Señor tu Dios, Dios celoso” . Algo mas debía haber, que yo no estaba viendo ¡como iba a verlo si lo buscaba solo! Fue entonces que intervino el Espíritu Santo dando el entendimiento, que me estaba faltando, textualmente me dijo el Espíritu: “Eres de madera…” Si ya sé, estas palabras si las sacamos del contexto de la búsqueda, no hablan muy bien de mi, pero el arca en principio es de madera. Mas allá de la búsqueda en si, lo reconozco, soy bastante duro de cabeza, y como a Moisés, Dios me tiene que pasear de vez en cuando por el desierto, para ablandarme un poco el cráneo…


CON MADERA, SE CONSTRUYÓ EL ARCA


El asunto es que ciertamente yo “era de madera”. La madera en realidad fue un árbol, una criatura (creada) con vida vegetal, hasta que se cortó, secó, murió. Luego, en las manos hábiles, es creada una obra útil, estas manos le dan la terminación correcta, pulen su superficie, tapan las grietas; un buen artesano, no solo la convierte en algo útil, además queda hermoso.

De la misma forma, Cristo nos tomó, a nosotros sin vida, secos; como lo dice Jesús en el evangelio de San Juan 5:24 “Les aseguro que quien presta atención a lo que yo digo y cree en el que me envió, tiene vida eterna; y no será condenado, pues ya ha pasado de la muerte a la vida” . Y nos trabajó delicadamente, quitó con suavidad todo lo que no convenía, lo que no era agradable. Digo con suavidad porque esa es su voluntad, pero muchas veces nosotros nos resistimos a sus manos, nos oponemos a los cambios, a que nos quiten, incluso lo que sabemos que no nos conviene; es entonces que debe usar el serrucho, es entonces cuando nos duele ser trabajados, moldeados a su intención; sus manos siguen siendo suaves, son las herramientas que debe usar, las que duelen, y estas herramientas solo dependen de la dureza de la madera, no de otra cosa; créame, se lo dice un “quebracho”.

Al igual que un arca o caja, nuestra función, debe ser para guardar algo, por lo que hay que darle la forma correspondiente, el tamaño adecuado, es decir que el diseño es muy importante, bien pensado, nada tomado a la ligera; mire si habrá planeado con tiempo la obra, que cuenta la Epístola a los Efesios en el capítulo 1 que “Dios nos escogió en Cristo desde antes de la creación del mundo,..” No estamos hablando aquí de un carpintero que se pasea en el bosque con su hacha, eligiendo el árbol que va a trabajar, ¡estamos hablando de el que plantó el bosque, de quien cuidó los retoños, de quién regó con amor desde el principio! Está escrito en Isaías 44:2 “Yo soy el Señor, tu creador, que te formó desde antes de nacer …” o como dice el mismo verso en la versión Reina-Valera “…desde el vientre,…” Una cosa difícil de entender para el mundo es que no somos escogidos por nuestra altura, ni por nuestra rectitud, no interesa como nos vean, lo que importa es que Él sabe, que somos árboles que nos dejaremos caer en sus manos, ser trabajados en su taller. Hay mucha mas madera, pero sino sirve para su obra, solo servirá para alimentar el fuego…

Otro punto importante en la construcción, es el armado de la caja; a la madera se la cortó en partes, se cepilló y se lijó, pero a la hora de armarla es necesario un pegamento apropiado a esa madera, cosa bien sabida por los carpinteros. El carpintero mas famoso de la historia, Jesús, el artesano por excelencia, para encolar las partes usó del amor, sí, con amor unió cada una de nuestras partes, su amor es el ligamento mas fuerte que pueda existir; los fragmentos unidos con su amor nunca pueden ser separados. Para terminar el trabajo en la madera, le da una abundante “mano” de aceite, para que no se resquebraje y mantenga la suavidad que Él le dio, como explica Levítico 10:1 “pues ustedes han sido consagrados con el aceite del Señor.

Volviendo a lo nuestro, sabido es que la madera aunque es liviana, fácil de transportar y elástica, con las inclemencias del tiempo se deteriora, se arruina, por eso no “sirve” para siempre, puede ser útil pero no suficiente. Debemos darnos cuenta, que solos, no podremos ser útiles por mucho tiempo; nuestras fuerzas son limitadas, nuestra voluntad débil. Tarde o temprano, el tiempo junto con las pruebas rompen esa caja, y lo que guardaban, irremediablemente se cae. Cuando entendemos esto, es que seguimos en sus manos, siendo trabajados a su perfecta voluntad, hasta ser hechos totalmente nuevos.




REVESTID EL ARCA

Para que la madera del arca no sufriera el deterioro del uso, se la revistió con planchas de oro, por dentro y por fuera; esta cubierta metálica la protegía del uso, tapaba las imperfecciones, los nudos de la madera, además por ser de oro, la hacían de gran valor, ¡ojo! no por la madera, sino por el revestimiento.

Nosotros, una vez que hemos obtenido la forma que al Señor le agrada, al igual que el arca, debemos ser revestidos con algo inalterable y de gran valor, ¿que mas inalterable y valioso que la salvación de Cristo? (es una redundancia, ya que no existe otra salvación) y como dice San Pablo en la Epístola a los Gálatas 3:27 “…porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos” .

Solo mediante la sangre que Él vertió en la cruz, donde cargó nuestros pecados, es que obtenemos la vida eterna, ya no hay “inclemencias” que nos destruyan, que perjudiquen lo que Jesús hizo en nuestras vidas. Esa es la salvación, que nadie lo mató, Cristo cargó sobre él mismo nuestros pecados, porque el fruto del pecado es la muerte, es decir que el pecado que nos quitó la vida eterna, para la cual habíamos sido creados, ese pecado que nos alejó del Padre Celestial, nos era quitado por la muerte en el Hijo.

En definitiva, ya no solo somos algo útil y hermosamente trabajado, además estamos eternamente revestidos, y con estas nuevas vestiduras es que podemos presentarnos ante el Padre con peticiones, con necesidades; Él ya no ve nuestros errores, nuestras faltas; como estamos cubiertos por su Hijo, al vernos, ve a su Hijo. Por esto es que de “criaturas” de Dios, somos hechos “hijos” de Dios, por la sangre de su Hijo; por ser adoptados, somos coherederos del reino, como hijos del Rey de reyes, somos príncipes y princesas. Esto también es algo que nunca debe olvidar.

Sino lo a entendido, vuelva atrás y relea. Es muy importante que comprenda que fuimos escogidos, vueltos a hacer y revestidos de vida eterna. Son estos, justamente, los conceptos de nuestra fe: nuestra salvación no es “para que” ni “para cuanto” sirvamos, como dice el apóstol en la Epístola a los Efesios 2:8 “Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe. No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido, sino que es un don de Dios. No es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede gloriarse de nada”


LA CORONA

Todo el contorno de la parte superior del arca, estaba decorada con un ribete o cornisa ¡también de oro! es decir, coronándola. Aunque no se describe en ninguna parte, el detalle de cómo estaba realizada, su mención es la de terminación del arca y teniendo en cuenta que Dios había mandado que Bezaleel o Besalel fuera quien construyera esta obra, a quien, dice Éxodo 31:3 “…lo he llenado del espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte…” llamarle ribete, como dice una de las traducciones, es probablemente, menospreciar este detalle.

Varias veces en la Biblia se menciona alguna coronación de los que creen en Dios, como por ejemplo el Salmo 103, verso 4: “El que te corona de favores y misericordias” Refiriéndose a los favores, es decir a lo que Dios hace por nosotros sin que lo merezcamos y sin pensar en recibir nada a cambio (no es como nosotros que solemos recurrir a una persona “porque nos debe un favor”…) En tanto que misericordias, es de lo que Dios tiene el derecho a recriminarnos o castigarnos pero no lo hace, a pesar de que lo merezcamos. Una vez tuve una imagen respecto de esto de la gracia, el favor y la misericordia del Señor para conmigo: Me vi sentado en un restauran, la mesa llena de platos ya vacíos y copas casi terminadas, cuando en un momento inesperado llegó el mozo con la cuenta, diciendo: “Ya es hora de cerrar”, la cuenta era muy larga y yo no tenía para pagar eso, imagínelo, yo ya empezaba a transpirar de los nervios, cuando de la mesa de al lado, sin que siquiera me hubiera percatado que ahí estaba él, habló Jesús diciendo: “Deja… pago yo” Entiende ahora lo que es misericordia.

Retomando nuestro descubrimiento de las coronas, también vemos en la 1º Epístola de San Pedro 5:4 “Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria” , por lo tanto, cuando vuelva nuestro Señor Jesucristo ¡seremos coronados! Será realmente la culminación de su obra, en nosotros, incluso incorruptible, es decir para siempre.

Quiero detenerme un momento, antes de seguir, en esto de “para siempre” o “eternamente”. El hombre como nace y muere, en su afán de creerse el máximo ente, en lo que respecta a inteligencia; se dedica constantemente a demostrar que todas las cosas del universo, incluido este, nacen y mueren indefectiblemente. Algunos científicos o seudo científicos, quitan de si toda creencia de la eternidad y permanentemente tratan de demostrarlo. Pero ni Dios, ni nosotros buscamos probarla ni explicarla, solo lo sabemos… amén.


DE LOS ANILLOS Y LAS VARAS


Cuando ya parecía concluida el arca, es que viene la aclaración. El arca debía ser transportada a donde el Señor lo indicara, no estaba hecha para ser dejada en un lugar fijo, tenía que estar donde Dios lo dispusiera, donde le sirviera tanto a Él como a su pueblo. Esto nos muestra algo que veremos mas adelante, el arca no era un adorno, era algo útil, con funciones.

A la caja se le debía colocar en sus cuatro esquinas, unos anillos hechos también de oro macizo, por donde se atravesarían dos varas de la misma madera que la caja y revestidas también de la misma forma. El oro macizo representa a Cristo mismo, no a nosotros, recuerde que nosotros somos la madera. Por lo que esos cuatro anillos agregados al arca, representan los dones que el Señor nos añade, para la gloria de su obra, para la función que debemos *****plir en esta misión terrenal. Viéndonos a nosotros hechos nuevos, el mundo no solo debe ver a Cristo (como cuando al ver el arca, se ve solo su revestimiento) deben ver también sus dones, es parte de su gracia para con sus seguidores. Dice en Efesios 4:7 “Pero cada uno de nosotros ha recibido los dones que Cristo le ha querido dar” y tampoco olvidemos que no solo son nuestros, sino que además los debemos cuidar: “Como buenos administradores de los diferentes dones de Dios” dice en la primera carta de Pedro, en su cuarto capítulo.

La función principal de las varas no era la de facilitar su transporte, sino que, ni aun los escogidos levitas podían poner sus manos sobre el arca, solo un sacerdote debidamente santificado podía tocarla. Nosotros al igual que ella, una vez renacidos y revestidos por Cristo, no se nos puede tocar. Esto es algo que muchos olvidan, imponiendo sus manos a la ligera; aclaro que no estoy negando su función e importancia, pero ninguno debería hacerlo, sin recapacitar en su relación espiritual con el Padre, ni la intención para con quien se le impone. Este es un motivo de tranquilidad, el de sabernos intocables, ningún daño se nos puede hacer, espiritualmente hablando por supuesto. Pueden encarcelarte, pueden golpearte, pueden robarte y hasta matarte, pero nadie puede ni robarte la salvación, ni matar tu espíritu (Mateo 10:28); esto es algo que hasta los famosos filósofos ateos, han reconocido a través de toda la historia humana.

Lógicamente que esa tranquilidad, de la que hablamos que podemos tener, es fruto de un crecimiento, obediencia y rendición en Cristo Jesús. Como lo dice el apóstol Pablo en su carta a los Gálatas, en el capítulo 2: “ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” . El apóstol no escribió esto para hacerse propaganda, nos estaba mostrando como debíamos ser nosotros, como lo aclara en su primera carta a lo Corintios 11:1 (Esta vez no le escribo el texto, búsquelo usted en la Biblia).

Volviendo al tema de las varas, hay algo que no comprendía. Dice en Éxodo 25:15 “Las varas quedarán en las argollas del Arca; no se quitarán de ella.” Digo yo, porqué no quitarlas una vez que se había acomodado este mueble o adorno (¿quién te dijo que el arca era un mueble o un adorno?) para qué dejarían puestas las varas, si ya no lo moverían. En el Arca de la Alianza no lo entendía, pero si lo comprendí en el Arca de la Nueva Alianza. Cuando caminamos por este mundo lleno de dolor, violencia, incomprensión, ambición, etc.; hay personas desesperadas que nos ven, que ven a Cristo en nuestras vidas y quieren asirse, tomarse de nosotros; nosotros por nuestra parte, siempre debemos estar dispuestos a ayudarlos y guiarlos, nuestras manos deben ser las varas de amor de donde ellos se tomen. Recuerde que alguien dolido, lastimado, débil, por mas que le mostremos el camino difícilmente se pondrá de pie y lo hará. Como Jesús lo hizo con nosotros, como también nos enseñó en la parábola del buen samaritano (Lucas 10:25-37) dispuestas siempre nuestras “varas en las argollas” al prójimo, amén.




Capítulo 4

SOBRE EL ARCA SE COLOCÓ…


Como veíamos en el primer capítulo, una vez que la caja estuvo culminada, sobre ella se colocó el propiciatorio o tapa, según que traducción de Biblia se lea.

Como no sabía que era un propiciatorio, lo busque en el diccionario: propiciatorio, que sirve para propiciar; propiciar, hacer o volver propicio; propicio, benigno o adecuado o favorable . Al no quedarme muy claro la función (tapa, si; pero propiciatorio… ¿porqué?); busqué en un diccionario bíblico , donde encontré que la misma palabra, en el griego de la Septuaginta , se utiliza tanto para la “tapa” del arca como para denotar una expiación (Números 5:8), un sacrificio por el pecado (Ezequiel 44:27). Ahora se está aclarando, ya lo vamos a ver.

Esta tapa estaba hecha de oro macizo y puro, lo aclara Éxodo 25:17, como que era algo mucho mas valioso de lo que estaba por debajo. En la parte superior tenía dos querubines, o seres alados; quienes se encontraban ubicados, uno en cada extremo, mirando hacia el centro, al mismo que cubrían con sus alas; todo de una sola pieza, labrado a martillo, debía ser.

Dice en la carta a los Hebreos, 9:5, “Encima del arca estaban los seres alados que representaban la presencia de Dios, los cuales cubrían con sus alas la tapa del arca.» Cuando Moisés, Aarón o el sumo sacerdote buscaban la presencia de Dios, esta descendía sobre el arca. Por lo que entendí, que si nosotros somos lo que fue el arca, en el antiguo pacto; entonces, así como estaba el propiciatorio entre la caja y la presencia de Dios, Cristo lo está entre nosotros y el Padre ¡claro! ¿Qué sacrificio mas propicio para el perdón de nuestros pecados, que Jesús? Y no olvidemos que su sacrificio también fue “de una sola pieza, labrado a martillo”, *****pliendo las profecías, no fue quebrado y además con martillo fue clavado al madero; madero del que pudiendo bajarse, por amor a nosotros no lo hizo, ya que era el único que podía llevarnos a la presencia misma del Padre, dado que el pecado lo impide.



¿QUÉ TAN PROPICIO, FUE ESE SACRIFICIO?


Antes de continuar les recuerdo la importancia de que corroboren todo lo que escribo, con las Sagradas Escrituras ¿o está seguro que no le miento? Queriendo o sin querer, el hombre siempre falla, solo Dios y su Palabra son inamovibles. Hay libros que usan las Escrituras, pero las tergiversan o acomodan para que digan lo que ellos quieren decir. Y si quiere saber por que uso las escrituras, tendrá que buscarlo usted, en la carta a los Hebreos, capítulo 4, versículo 12.

Está escrito en Apocalipsis, capítulo 12, verso 10: “el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios”. Por cuanto el hombre fue destituido del Edén, por culpa del pecado, Satanás al estar ya condenado, procura tenazmente hundir a todos los hombres junto con él, motivo por el cual permanentemente está ante el Padre acusándonos (como que el Padre no lo supiera todo) de cada cosa que hacemos. Pero en la primera carta del apóstol Juan, segundo capítulo, dice que tenemos a Jesús como abogado, como defensor ante el Padre, y además dice que Él es justo. Aquí no solo explica que nos defiende, sino que quien nos defiende, es sin mancha ni pecado. Así es que cuando vamos a Dios con alguna petición, con alguna necesidad, llámese enfermedad, carga, falta, etc. el Padre, ve a su Hijo amado en nosotros, no a nosotros, entonces nos escucha, ayuda y sostiene. Y si a eso le sumamos que en el evangelio de San Juan 14:13, Jesús dijo “Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré” no queda nada que agregar.


Uniendo lo que ya tenemos, podemos ver que así como el arca de la alianza fue en manos de Bezaleel; nosotros también ya fuimos trabajados, hechos de nuevo en las manos del Artesano; los que en Él creemos, somos revestidos para cubrir toda imperfección, por dentro y por fuera; coronados, aunque no lo mereciéramos; armados de dones, dados solo por su gracia; y por encima nuestro, el sacrificio propicio para presentarnos ante el trono de Dios. Ahora nadie puede negar que somos el “Arca de la Nueva Alianza”, pero debemos ver si *****plimos con la misma utilidad; como vimos en el capítulo 2 de este libro, el arca no era un adorno, nosotros tampoco lo debemos ser.


Capítulo 5

EL ARCA GUARDABA LAS TABLAS DE LA LEY

Como toda caja, esta también era para guardar algo; obvio que por el tipo de caja, lo que guardaba debía ser de suma importancia. Una vez creada la suficiente expectativa… vamos al grano.

Como hemos visto en el primer capítulo, Éxodo 25:16, cuenta que Dios mandó poner la Ley dentro del arca. La Ley eran dos tablas de piedra, escritas por la misma mano de Dios, que Moisés recibió en el monte Sinaí, donde estuvo hablando con Él, como los amigos íntimos que eran; en ellas estaban las palabras del pacto, de la alianza entre Dios y los hombres, los mandamientos, es decir lo que Él quiere de nosotros, su voluntad, para poder bendecirnos como lo a prometido. Nadie le objetó nada de estas cosas a Moisés, ya que sin darse cuenta él, cuando volvió del monte, su “rostro resplandecía” por haber estado hablando con Dios, tal es así, que debió taparse la cara con un velo, el que sacaba solo cuando entraba a la presencia del Señor (donde estaba el arca).

Nosotros, como arcas del nuevo pacto, también debemos guardar la voluntad de Dios, no solo conocerla, sino que por sobre todas las cosas *****plirla, es realmente lo que al Señor le agrada. Justamente una de las definiciones que encontré de guardar, es: “Observar, *****plir lo que se debe” . Repito, no hablamos de guardar la voluntad de Dios como en un cajón del mueble, es ponerla en nuestros corazones y vivirla constantemente. Muchas veces no entendemos el por qué, pero como dice el enunciado, tenemos que “*****plir lo que se debe”. Suceden dos cosas: primero es que Dios todo lo sabe y segundo que nosotros, numerosas veces, no sabemos realmente lo que nos conviene, como dice en Eclesiastés 6:12 “¿quién sabe lo que conviene al hombre en su vida,…” Sino ha comprendido esto, reléalo y medítelo, pero no lo pase por alto, es muy importante.

Mire lo trascendente del tema, que Jesús mismo lo explicó, como lo relata San Juan, en su evangelio, capítulo 14, verso 21: “El que recibe mis mandamientos y los obedece, demuestra que de veras me ama. Y mi Padre amará al que me ama, y yo también lo amaré y me mostraré a él.” En la versión Reina Valera en lugar de “obedece” dice “guarda”, sencillamente porque es lo mismo.

Estos mandamientos de Dios, aunque parecen muchos, Jesús lo simplificó con solo dos, como Él lo dice en el evangelio de San Marcos 12:29-31 “El primer mandamiento de todos es: ‘Oye, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.’ Pero hay un segundo: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo.’ Ningún mandamiento es más importante que estos.”

El motivo principal de que el Señor tuviera que venir a redimirnos, fue que ningún hombre *****plió con todos los mandamientos como lo dicen el salmo 53:3 y lo repite San Pablo en la carta a los Romanos 3:10 “No hay justo, ni aun uno;…” ; y la Ley es una sola, con que se falle en un solo mandamiento, todo lo demás que hicimos no sirve de nada. No hay pecado grande ni pequeño, como lo define el diccionario “cualquier pensamiento, palabra, deseo, obra ú omisión en contra de la ley de Dios, o que no llena sus exigencias al compararse con ella” y continúa “El origen del pecado es un misterio indescifrable, y por lo tanto, es mucho más provechoso encaminar nuestras investigaciones a buscar, por conducto de Cristo, el medio de librarnos de las penas que nos acarrea tan grave mal…”

LOS TESTIMONIOS DEL ARCA

Otra de las cosas que guardaba el arca, según la carta a los Hebreos 9:4 era una copa o urna de oro llena de maná y el bastón o vara de Aarón.

Cuando el pueblo israelita llevaba dos meses de haber salido de Egipto, aparentemente sus provisiones escaseaban según relata Éxodo, capítulo 16, que comenzaban a murmurar por el hambre. Extrañaban sus comidas en la tierra egipcia; aparentemente habían olvidado que allí eran esclavos, por lo tanto no creo que los debieran alimentar muy bien; y ahora que Dios los había hecho libres seguían quejándose (insatisfechos ¿no?) Pero el Señor en su gran bondad les promete hacer llover pan del cielo; supongo que aunque vieron abrirse las aguas del mar, que el mar mismo se tragó sus enemigos, tampoco deben haber creído que llovería “pan del cielo”.

El caso es que en las mañanas llovían del cielo unas pequeñas semillas redondas y blancas, siendo estas lo bastante secas para ser molidas y fabricar con su harina el pan del día. Aunque, en la actualidad, algunos tratan de relacionarlas con semillas de diferentes especies, lo inexplicable es que cayó diariamente, durante cuarenta años, menos el día de reposo de cada semana (sábado), si se dejaba para la mañana siguiente, estas se echaban a perder ¡menos las del día anterior al de reposo (viernes)! que se debían recoger para dos jornadas y se conservaban bien; pero como siempre, los hombres tratan de dar respuestas lógicas a todas las cosas de Dios.

Ahora vamos a lo nuestro, si Dios había mandado poner en el arca una muestra de este maná ¿qué paralelo habría en nuestras vidas, como arcas del nuevo pacto? ¿Cuál era el maná que estaría en nosotros?

Algunos traducen a maná como pan del cielo, por lo dicho por el Señor, pero en realidad, cuando cayó por primera vez, los israelitas se decían unos a los otros ¿man-hu?, que significa “¿qué es esto?” y de tanto repetirlo, le quedó por nombre. ¡He aquí una explicación! En nuestras nuevas vidas deben haber cosas, reflejos, manifestaciones que no eran comunes a nosotros, en el viejo hombre antes que Cristo nos hiciera renacer, quienes nos conocen de tiempo deben decir ¿qué es esto? que lo ha cambiado tanto, deben decir ¿man-hu?… El hombre o mujer que fue renovado en Cristo Jesús; no dice lo que piensa, dice lo que Jesús diría; no actúa como siempre actuó, actúa como actuaría Jesús; no reacciona como siempre lo hizo, reacciona como lo haría Jesús. Por que como dice Pablo en su carta a los Gálatas, 2:20 “ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí” No soy mas quien era, nueva criatura soy, he renacido en el espíritu.

¿Es importante esto de renacer? Dijo Jesús a Nicodemo, un principal entre los judíos, “Te aseguro que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios” Nosotros de la misma manera debemos morir a las cosas del mundo, y nacer en espíritu, nacer a una nueva vida, en Cristo Jesús. Lógicamente, que lo que ahora hagamos, será extraño a quienes nos conocían de antes, la nueva vida no se nota en los rasgos o características físicas, la nueva vida se revela así misma en nuestra actitud frente a los problemas cotidianos; todo lo que día a día desgasta a las demás personas, en nosotros no debe manifestar efecto; no por que no duela o moleste ¡somos de carne, caramba! sino por que estamos sostenidos por Él, estamos en Su regazo, como lo dice el Salmo 91: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente” No es que se acabaron los inconvenientes (es mas, seguramente aumentarán…) es que ya no estamos solos para enfrentarlos, y si a eso le sumamos que quien está con nosotros es “Quien todo lo puede”, dejamos nuestras circunstancias en sus manos y las enfrentamos confiados en su poder, amén.

Capítulo 6

¿ES UN ADORNO, EL ARCA DE NUEVO PACTO?

Recuerdo a mi esposa que como madre, cuando nuestros hijos eran pequeños y querían ayudarla en lo que ella estaba realizando en la cocina, muchas veces los participaba, no por que lo necesitara, probablemente le resultara mas complicado con ellos como “colaboradores”, que sola; seguro que ensuciarían mas cosas, hasta era capaz que voltearan algo, derramándolo al piso; pero ella por amor les dejaba compartir las tareas. Demás está decir que si el trabajo tenía sus riesgos, no los dejaba acercarse.

De manera similar a lo que acabo de relatarles, Dios obra con sus hijos, o sea con nosotros, sin necesitarnos, por su amor nos deja colaborar en su majestuoso plan de salvación.

Cuando nacimos en el espíritu (tendrá que leer lo que Jesús le dijo a Nicodemo en San Juan, cap. 3) ni siquiera podíamos tomar el biberón solos, al tiempo gateábamos, recién cuando empezamos a caminar con firmeza, es que Dios nos participa de su obra; antes no es conveniente, ni para su obra ni para nosotros.

Igual que los niños, solemos querer hacer la tarea de los grandes; al comenzar a tomar las cosas en las manos, sin que se nos caigan, ya queremos usar la batidora de mamá o el taladro de papá. De la misma manera, al poco tiempo de escuchar el evangelio de Jesús (cuidado que hay otros…) ya quisiéramos subirnos a un púlpito, imponer las manos, aconsejar recién convertidos, de todo…, pero Dios, como Padre sabio que es, solo nos deja participar en las tareas para las que nuestro crecimiento alcanza, el no quiere que cuando se nos caiga un plato o un vaso, al romperse, nos podamos lastimar o asustar; también está pensando en ese plato o vaso…, que también son hijos de Él.

Entonces ¿cómo hay recién convertidos, nuevitos en los caminos de Dios, que son usados con gran unción? Si lo meditamos, es cierto que también hay hogares que por uno u otro motivo no están el papá, o la mamá, hogares donde generalmente el hijo mayor (“generalmente” no es siempre… y he visto “mayores” que solo tenían muy pocos añitos) debe *****plir con alguna de las tareas de la casa; o no pudiendo solo, el padre o la madre, si o si tienen que recurrir al hijo. Dios también, si en su obra, no hay adultos espirituales o no son capaces de realizar el trabajo que Él les manda, tendrá que usar un “niño espiritual”, y si tampoco hubiera, usará las piedras, pero su obra se llevará acabo, créame, que es así.

Cuando el Padre requiere nuestra presencia, como hijos obedientes debemos correr cuando nos lo indique: si alguien que necesita de Dios, está ante nuestra presencia, debemos servir a los planes de Dios. Pero para ello debemos conocer bien ese plan (es lo que Dios mandó escribir en lo que llamamos Biblia), no solo conocerlo, si no también vivirlo, de no ser así que caso nos puede hacer quién pretendemos ayudar, como dijo Jesús en San Mateo 15:14 “Y si un ciego guía a otro, los dos caerán en algún hoyo”

¿Nosotros tenemos semejante autoridad para servir? No sabría decirles exactamente si tenemos la autoridad, sí le aseguro que Dios usará a cada uno de acuerdo a lo que haya crecido, y como dijo el apóstol Pablo en su carta a los Corintios, capítulo 3, que el crecimiento lo da Dios. Para que nadie se gloríe, ni la tierra donde fue plantada la semilla, ni quien plantó la semilla como tampoco el que regó, dan el crecimiento; nosotros como tierra no tenemos mérito, quien nos trajo la semilla que es la salvación de Cristo tampoco, ni tiene mérito quien nos regó con la palabra de Dios; así como la salvación la dio el Señor, el crecimiento lo da el Padre.

Bien, ahora ya sabemos que no somos para adornar ningún lugar, sabemos que vamos a ser usados, no mas allá de lo que podamos, y no por que nos necesite, si no por amor a nosotros.

Algo que no debemos pasar de largo, es que un par de párrafos atrás, les decía que debemos conocer el plan de salvación de Dios, que está revelado en la Biblia. Para los que no la han leído mucho todavía (confío en que comenzarán hacerlo…) verán que algunas cosas en ella, están como incompletas


CUANDO BUSQUEN LA PRESENCIA DE DIOS…

¿Qué tiene que ver, lo que hablábamos, con el arca? En Éxodo, a partir del capítulo 33, verso 7, comienza la descripción de la función principal del arca: “Cuando alguien quería consultar al Señor, iba a la tienda, la cual estaba fuera del campamento”. Dentro de la tienda estaba el arca, sobre la que descendía la presencia de Dios. Recibía la ofrenda de sangre, del cordero sin mancha, que había sido sacrificado frente a la tienda, y entonces Él hablaba a su pueblo: prometiendo, corrigiendo, guiando.

Nosotros como arca del nuevo pacto, debemos traer las promesas de Dios, a quien esté necesitado de Él. Es decir que cuando alguien busque de Dios, Él mismo descienda sobre nosotros con su palabra (como era sobre el arca de la alianza), con su presencia, con su ofrecimiento de sanar, de ayudar y de salvar.

Si voy de casa en casa buscando a González, cada vez que me atienden a la puerta pregunto si esa es la casa, pero si al atenderme es un niño en el que puedo ver que claramente “por la cara es un Gonzalito”, directamente pregunto por el padre. De la misma forma para que ese alguien busque la presencia de Dios en nosotros, tiene que haber visto algo en tu vida, en mi vida; al mirar no tiene que ver lo que éramos, sino lo que ahora somos, la obra de Jesús en nosotros, tiene que ver a hijos de Dios… entonces nos preguntará por nuestro Padre.

La pregunta del millón es ¿cómo debemos parecernos a Jesús? O talvez ¿parecernos en qué? En esencia, lo que vino a hacer el Cristo en la tierra, solo fue a *****plir la voluntad del Padre, vino para terminar la obra de redención que juntos habían planeado desde antes de la creación del mundo. Como dijo el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios 11:1 “Sed imitadores míos, así como yo lo soy de Cristo” entonces lo que debemos hacer es *****plir con la voluntad del Padre, colaborar con su plan de salvación, llevando su mensaje de amor hasta lo último de la tierra. He aquí, que nosotros como arcas del nuevo pacto, no podemos llevar algo que no tenemos, por lo tanto es nuestro deber buscar la palabra de Dios (la llamamos Biblia…) conocerla bien y “guardarla” ¿recuerda lo que encontramos en el diccionario sobre “guardar”? El conocer la Biblia con la guía de alguien que nos la explique, ayuda mucho, pero no reemplaza el hecho de que la leamos nosotros mismos, no sea cosa que estemos “cargando” algo que no es el verdadero mensaje de Dios; mire si en el camino de nuestra vida nos encontramos con Jesús, y le decimos “justamente estaba llevando tu mensaje” y que Él nos contestara “discúlpame pero ese no es mi mensaje, a ese no lo conozco, no se de quien sea…”
COMO FUNCIONA LO DEL REVESTIMIENTO

Dijimos que para presentarnos ante el Padre, Él debe ver en nosotros a su Hijo, también dijimos que los que busquen a Dios deben ver a Jesús en nosotros ¿pero cómo?

El arca tiene que estar revestida de oro fino, puro; esa es la santidad que tiene el Cristo, el ser puro y sin mancha, pero ¿cómo van a ver a Cristo en mi, si no soy un “santo”? ¡si tengo mas manchas que un tigre! Justamente estos, son los argumentos que usa quien nos quiere ver perdidos, Satanás mismo es quien nos acusa constantemente de nuestros errores, y lo peor de todo es que no necesita mentir, ¡erramos a cada paso! He ahí parte del secreto, a cada paso nuestro, tenemos al Espíritu Santo mostrándonos lo que está mal y lo que Dios quiere de nosotros; pero la otra parte del secreto, es que también está Jesús siguiendo nuestros pasos, quien después de que nosotros nos arrepentimos de esos pecados (ya que el Espíritu nos lo reveló), Él los quita, cargándolos en su cruz, la que en realidad debiera ser nuestra cruz.

¿Cómo nos muestra el Espíritu de Dios nuestros errores? Digo “errores”, pudiendo decir “pecados”, pero escuché una definición de que pecado significaba “errar al blanco”, o sea “errar a lo que Dios quiere”. Volviendo al ¿cómo?, no se si es una receta única o hay otras, pero la forma en que creo, es que si ponemos los ojos en Jesús, al ver su santidad somos capaces de descubrir lo que no es santo en nosotros, el contraste permite el rápido develamiento de nuestras faltas. Entonces descubrimos que la inseguridad de si estamos cometiendo algún posible error, es en realidad que no estamos poniendo los ojos en el Señor; como también es el motivo por el cual muchos no quieren mirar al Cristo, ellos ya saben de sus errores, pero no quieren renunciar a ellos, esto es lo que mas entristece a Dios…

Aunque no importe que vean los demás de nosotros, sino lo que Dios ve en nosotros; al revestirnos de la santidad del Cristo, para presentarnos ante el Padre, entonces los demás verán cuanto el Señor quiere que vean de Él. Probablemente todo esto parece un juego de palabras y hasta resulte difícil entenderlo, pero es importante, si hiciera falta reléalo tantas veces como fuere necesario, y que le sea de bendición, amén.

Capítulo 7

¿QUÉ DEL PODER?

Una vez que hemos sido transformados por Jesús, revestidos con la santidad del Cristo y que guardamos la Palabra de Dios; el Señor comienza a usarnos.

Antes de continuar, quiero que hagamos una reflexión: nosotros, los cristianos, acostumbramos, desde los apóstoles inclusive, a llamar “nuestro Señor” a Jesús, y aunque en la actualidad tenga varios significados, el que le corresponde desde la antigüedad, es como vemos, “Señor: (lat. seniorem, más viejo). Dueño de una cosa o que tiene dominio sobre alguien o algo”. Es decir, que estamos reconociendo que le pertenecemos ¡que somos de Él! Cómo es que luego de este reconocimiento, cada vez que algo nos sucede, o que nos damos cuenta que su voluntad coincide con lo que no querríamos hacer, comenzamos a quejarnos ¿por qué yo? ¿por qué eso? ¿por qué ahí? ¿por qué a esa persona? Se imagina usted un siervo (sirviente) cuestionándole a su señor (amo) las órdenes… Sé que es nuestro Padre, sé que nos ama; pero antes de volver a decir “… mi Señor, quiero servirte…” no lo diga tan a la ligera.

Ya hablamos de que Dios comenzará a usarnos para mostrar al mundo, de lo que Él es capaz de hacer con las vidas, así como hizo con las nuestras. Pero no es un Señor que nos envía a trabajar la tierra solamente con nuestras manos, Él nos provee de todas las herramientas necesarias para la labor que nos encomienda, estas herramientas son de Él (algo para recordar…) nos las da, pero luego nos preguntará que hicimos con ellas. Este es uno de los motivos por lo que no nos da todas las que quisiéramos usar, sino las que Él sabe que podemos usar; se imagina si para labrar la tierra le diera a un niño un tractor, si es muy pequeño ni un rastrillo le daría. Las “herramientas” que nos provee son lógicamente de acuerdo al crecimiento de cada uno y de las ganas de servir, sin mirar la dureza del terreno, ni lo pesado del trabajo. Otro problema muy común es que debido a un posible enceguecimiento por obtener una herramienta tal, no nos damos cuenta de que nos ha dado ya, varias herramientas que no estamos usando.

¿Pero cuales herramientas? Estas herramientas son los dones con que el Espíritu Santo nos equipa para la tarea que nos encomienda servir Jesús. Esto es lo que dice el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios 12:4 “Hay en la iglesia diferentes dones, pero el que los concede es un mismo Espíritu. Hay diferentes maneras de servir, pero todas por encargo de un mismo Señor.” o lo que es lo mismo “ministerios” en vez de “maneras de servir”de acuerdo a la traducción que tengamos a la mano. Aunque en este capítulo de la Biblia podemos ver varios dones espirituales, hay muchos mas, ya que “don” es todo lo que Dios nos da, sin que lo merezcamos, es decir, por gracia. Esto último es muy importante de no olvidar; Jesús mismo lo dijo cuando anunció el poder que nos estaba dando, como discípulos suyos, en San Mateo 10:8 “Ustedes recibieron gratis este poder; no cobren tampoco por emplearlo” o mas conocido como está en la versión Reina-Valera “de gracia recibisteis, dad de gracia” Ahora, si no sabe cual es ese poder que Dios ya le dio, búsquelo en la primera parte de ese verso, Mateo 10:8; luego aprenda a usar esa herramienta que ya tiene en las manos y no lo sabía.

MANOS A LA OBRA

Si, ya sé que cuando leyó lo que le recomendé en el párrafo anterior, si continuó hasta el verso 16 en adelante, se encontró con que vendría los problemas… pero ¿usted que pensó, que lo enviarían a arar un tierra ya trabajada, a sembrar una tierra que ya tiene frutos? ¡¡ No mi querido amigo!! Donde Dios lo necesita usar, es donde la tierra tiene cascotes (llámele: corazones duros), donde la tierra está vacía y muerta (llámele: sin fruto, sin amor), donde la tierra está reseca, agrietada (llámele: corazones heridos).

Donde el Señor lo envía a trabajar, llámele como quiera, pero para usted y la tierra, ese trabajo es bendición. No hay alegría y gozo mas grande para el labrador y la tierra, que el ver crecer el fruto, ya ni recuerdos quedan de la dura labor para el siervo, ni del dolor de la tierra cuando rompieron sus cascotes, el gozo de ver el fruto supera todo. Es igual que la madre cuando le muestran su recién nacido, ella está incómoda, sudada, agotada, pero no piensa en los nueve meses ni en el doloroso parto, ese gozo lo supera todo, el ver el fruto lo llena todo.

Recordemos que ya somos el arca del nuevo pacto, por lo tanto tenemos, por sobre todas las cosas, el poder de la presencia misma de Dios en nosotros. A nuestro paso se abrirán las aguas, el enemigo caerá derrotado, se sanarán los enfermos, los incrédulos verán cosas que ojos no han visto (ni nosotros tampoco…) no por nuestro poder, pero si por el poder de quien habita en nosotros: el Espíritu de Dios. Relata la Biblia, en el libro de los Hechos, 5:15-16, que “Y sacaban los enfermos a las calles, poniéndolos en camas y camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudía mucha gente trayendo enfermos y personas atormentadas por espíritus impuros; y todos eran sanados.” Espero que usted no crea que se sanaban por el apóstol San Pedro (yo tampoco), exactamente como lo está pensando: el poder era del Espíritu Santo que había en él. Sí, el mismo apóstol que había negado a Jesús tres veces en su debilidad de hombre ( no lo acuso, muchas veces con nuestras actitudes y palabras, también negamos al Señor, ¿o no…?), que después de la fiesta de Pentecostés, en que recibieron la llenura del Espíritu Santo, su vida fue totalmente transformada.

Pedro a pesar de que llevaba unos años caminando con el maestro, seguía siendo el pescador, el hombre de trabajo, de pocas palabras, no era entendido en las Escrituras, era un arca del nuevo pacto, pero estaba vacía; cuando momentos después de recibir el Espíritu de Dios, comenzó un discurso tras el cual se convirtieron alrededor de tres mil personas, fue ahí que comenzó su trabajo apostólico, ahora que estaba envestido de la presencia de Dios; es decir que el arca ya tenía el ma