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DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA: UNCION Y PALABRA

En materia de fe, también ocurre lo mismo, se dan largas disputas discutiendo sobre que es lo mas importante, la unción o la Palabra. Unos practican fervorosamente la oración en busca de la unción, y otros dedican su tiempo en el estudio de la Palabra. Ambos bandos creen tener la razón. Pero la verdad no esta en un solo lado. Cuando se le entrega el púlpito a un ferviente orador, este con voz en cuello, sacudiendo todo su cuerpo, dice “esto no es un asunto de estudio, esto no es de hermenéutica ni homiléctica, sino de ayunéutica y arrodiyéutica. Otros dicen yo estudio en el Instituto Bíblico BOA, esto es Biblia, Oración y Ayuno. En cambio si el púlpito es tomado por un estudioso de la Biblia, este dirá que el evangelio no es un asunto de emoción, ni sentimentalismo, sino del fundamento bíblico, llamará ignorante a aquellos que no la estudian.

Esta pugna es innecesaria, ambos extremos están equivocados, muchos se han convertidos en cristianos fríos y esqueléticos porque pasan horas largas estudiando la Biblia de manera intelectual, para conocerla, para llenar su ego, o convertirse en un maestro. Ignorando al Dios de la Biblia, el cual quiere acercarse a nosotros y no puede hacerlo a menos que busquemos su presencia en oración, adoración y meditación diaria.
Carlos Spurgeon, considerado como el mejor predicador del siglo XIX, en un enseñanza a sus discípulos que estaba entrenando, dijo: “Apenas si es necesario ponderarles los usos beneficiosos de la piedad privada, sin embargo no puedo abstenerme de hacerlo, para ustedes como embajadores de Dios, el trono de misericordia posee una virtud por encima de toda ponderación, cuanto mas se familiaricen con la corte celestial tanto mejor demostraran confianza celestial. Entre todas las influencias formativas que forman al hombre honrado de Dios en el ministerio, no conozco ninguna mas poderosa que el estar familiarizado con el trono de misericordia…todo lo que el curso de estudio en un colegio puede hacer en un estudiante, es cosa basta con relación al refinamiento espiritual y delicado obtenido mediante la comunión con Dios. Mientras el ministro en cierne esta dando vuelta a la rueda de la preparación, la oración es el instrumento del gran alfarero por medio del cual moldea la vasija. Toda nuestra biblioteca y estudios son meras vaciedades en comparación con nuestros aposentos. En esto creemos, nos hacemos fuertes, prevalecemos en la oración privada”.

Pero no podemos negar que la mayoría de las doctrinas falsas, han surgido de gentes y grupos que oran fervientemente. Oran pero descuidan el estudio de la Palabra, y ¿como podemos nosotros distinguir entre una profecía verdadera y una falsa? ¿entre una verdad y una mentira? ¿entre un mensajero de Dios y un hereje? No podemos llevarnos del corazón, pues la Biblia dice que el corazón es malo y perverso, un enemigo del cual debemos cuidarnos. Hechos 20.29-32; 2 Timoteo 3.16-17; 2 de Juan 9-10.
“29 Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.30 Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.31 Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.”
“16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
“9 Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.10 Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido!”. Estas porciones nos hablan de la importancia de la Palabra. Pablo nos encomendó a Dios y la Palabra de su gracia, a esa Palabra que es útil suficiente para edificarnos y santificarnos. De manera que el que se extravía de ella no tiene a Dios.

Palabra y Unción son dos caras de la misma moneda. La Unción del griego que significa ungüento o unción. Se emplea en sentido metafórico; por metonimia del Espíritu Santo. En el Hebreo se aplica a objetos y personas para santificarlos. La unción es presencia de Dios. La unción simboliza ser investido de poder suficiente por medio del Espíritu Santo. La unción es necesaria pues pudre los yugos que hay en nuestras vidas. Isaías 10.27 “Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción.”

Por la unción uno siente que está en pecado. Por la Palabra conoce (sabe) que está en pecado. La palabra te dice, lo que tienes que hacer o de lo que tienes que apartarte, la unción te ayuda a hacerlo o a apartarte. La presencia de Dios no predica la Palabra, te lleva a buscar la Palabra. Ejemplo el caso del Cornelio en Hechos 10.
LA UNCION SIN PALABRA SE CONVIERTE EN FANATISMO
LA PALABRA SIN LA UNCION SE CONVIERTE EN LEGALISMO.
No se trata de escoger uno de los dos, tampoco de enfatizar en uno mas que otro. Son dos caras de la misma moneda. No puede haber crecimiento espiritual si no están los dos reunidos.

LA NECESIDAD DEL ESTUDIO BIBLICO
Es por lo anterior que cuando un grupo de líderes se reúnen deberían hacerlo para orar y estudiar la Palabra. No debe ser un culto más, culto tenemos todos los días en nuestras iglesias, se trata de una oportunidad para orar por los ministerios, la iglesia y el país, y de escudriñar las Sagradas Escrituras.
No es propicio para traer un sermón, sino una enseñanza. Hay una diferencia entre un sermón y una enseñanza. En el sermón yo expongo una verdad o un principio que he extraído de mis estudios de la Escritura, yo digo qué se debe creer y qué se debe practicar. En la enseñanza vamos a buscar, a escudriñar todos las Escrituras para llegar a la conclusión de qué debemos creer y qué debemos practicar. El sermón es un ejercicio individual. La enseñanza es un ejercicio colectivo. El sermón tiene un solo actor. La enseñanza tiene varios actores.
En un culto de iglesia local se impone la doctrina de la denominación, por ello se anuncia, se exige *****plimiento y lealtad a la confesión de fe de dicha iglesia. En una reunión de líderes se busca la doctrina bíblica para que ella regule nuestros ministerios.

En el retiro del miércoles 2/1/02, en este lugar, el predicador hablaba sobre la restauración de todas las cosas. En este mensaje el dijo: “Hay que restaurar el mensaje de la iglesia primero… Estamos haciendo muchas cosas que Cristo no enseñó. Cristo hizo y dijo lo que vio del Padre”. Y yo digo amen, es cierto. La iglesia debe edificarse sobre el mensaje de los Apóstoles y profetas. Cristo hablo solo lo que oyó de su Padre, y nos dijo vayan y hagan discípulos de todas las naciones, “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” sin embargo nosotros estamos añadiendo nuestros propios mensajes, no estamos en termino general manteniéndonos en lo que Cristo ha mandado. La verdad es lo primero que tiene que ser restaurada en la iglesia.
¿y cual es la razón por la que en las iglesias (no en todas, pero si en una cantidad tal que me permite generalizar) no se esta predicando la Palabra? El predicador que antes he citado respondió, porque “Al Pueblo de Dios no le gusta estudiar la Palabra”. Pero yo pregunto ¿estamos enseñando al pueblo a estudiar la Palabra? Generalmente escucho a los líderes motivando a la iglesia al estudio de las Escrituras, pero no le dicen como deben estudiarla. Muchas veces ni siquiera ellos saben como hacerlo, pues no es lo mismo estudiarla que leerla. Se lee de una manera devocional, pero un líder no debe contentarse con una lectura devocional de las Escrituras, no, debe ir mas allá, a extraer la verdad, explicarla y aplicarla. Y eso no se consigue, siendo un perezoso en el estudio de ella. Hay que dedicarse, hay que aprender. ¿Por qué estamos viviendo hoy día un cristianismo sin Cristo? Porque no se conoce a Cristo. Y no se conoce a Cristo porque hemos abandonado la Escritura, por filosofías humanistas y pragmáticas. Hemos apeado a Cristo de nuestros pulpitos. Hemos cambiado los púlpitos por escenarios. Nos contentamos con los testimonios y los coros, hemos preferido las migajas antes que los panes.

Todo esto es un llamado de alerta a nosotros los que tenemos el compromiso de predicar la palabra. Si nosotros que debemos predicarla no la conocemos, ¿qué vamos a predicar? ¿historias, testimonios, anécdotas, aventuras? de eso están llenos muchos púlpitos. Y es por eso que hoy tenemos un cristianismo popular, pero vacío, un cristianismo sin Cristo.
El doctor David Wilkerson dijo en un mensaje: “A través de los últimos años, he observado con asombro como la iglesia ha destronado a Cristo en forma lenta y segura y ha puesto la sabiduría del mundo en su lugar. Jesús no es la fuente y poder detrás del pueblo de Dios. En cambio, hemos puesto las cosas carnales que con el tiempo se desvanecerán. ¡Y hemos perdido todo el poder que tuvimos cuando confiábamos en Cristo! En este momento, déjame preguntarte algo personal: ¿Haz quitado a Cristo como rey del trono de tu corazón? Si estás confiando en la sicología o en algún libro de instrucción, sólo te confundirás más. Y terminarás diciendo: «No tengo rey-ni dirección, ni liderazgo-porque no confié en el Señor. No le estimé ni obedecí su palabra. No busqué ni deseé su consejo. Sólo hice lo que creí que estaba correcto a mis ojos o lo que me aconsejaron mis amistades o lo que era necesario para no ser aborrecido de los hombres.»
Pero lo peor del asunto es que muchos lideres, no quieren ser enseñados, tienen el espíritu preso, obligándole a sujetarse a un método determinado, estos no consultan la Escritura en busca de las cosas que realmente son, sino lo que le conviene para apoyar sus opiniones. Y lo mas sensible es que se portan de esta suerte, a veces con la mayor buena fe, creyendo, sin asomo de duda, que está trabajando por la causa de la verdad. Otros han construido sus castillos sobre bases grietas e ineficiente, pero no están dispuestos a ver caer su castillo, ¿y entonces mi trabajo? No son tan humildes como para decir yo estaba equivocado, y empezar de nuevo. O sentarse a aprender. La Escritura dice que si alguien desea ser obispo buena cosa desea, pero no basta con el deseo, no, es necesario que este sea acto para enseñar, ¿y como puede enseñar quien primero no ha sido alumno? ¿Entregaría tu cuerpo para ser curado por alguien que no haya estudiado medicina?, o mas simple ¿entregaría tu radio a reparación a alguien que no haya estudiado electrónica? ¿Por qué entonces entregar los asuntos del alma a neófitos? La Biblia dice que no sea un neófito. Que el líder cristiano debe ser probado primero.

Algunos dicen, yo no pisoteo lo que he enseñado, y así continúan por la vida enseñando y predicando, sin detenerse a considerar por un momento sus bases a la luz, no de lo que me enseñaron, sino de verdad bíblica.

Otros le dan autoridad a ciertos escritores, predicadores o lideres religiosos, lo han levantado mas alto de lo que conviene, y son tenido como ídolos. El debido respeto a los grandes hombres no ha de rayar en culto, ni la consideración de su dictamen degenerar en ciega sumisión. San Agustín confiesa que la infalibilidad la atribuye a los libros sagrados; pero no en cuanto a las obras de los hombres, por mas alto que rayen en virtud y sabiduría, no por esto se cree obligado a tener por verdadero todo cuanto ellos han dicho o escrito.

El hombre de Dios tiene que ser un hombre de la Palabra de Dios. Eso es imperativo, indispensable.
1. Se nos ordena conocer la Palabra de Dios para lograr el conocimiento de la voluntad de Dios (2 Timoteo 2.15)
2. Porque aparte de ella es imposible el crecimiento espiritual (1 Pedro 2.2)
3. Porque ella es nuestra arma ofensiva en la guerra espiritual (Efesios 6.17)
4. Porque Somos responsables de hacer frente al error cuando surja. (Tito 1.9)

PAUTAS PARA EL ESTUDIO DE LA BIBLIA
No obstante el asunto es, que en todos los pulpitos estaremos escuchando decir que sus mensajes son bíblicos, que sus doctrinas están fundamentadas en las Escrituras. ¿Por qué entonces tanta variación? ¿por qué si tienen la misma Escritura, se identifican con diferentes dogmas? El asunto es que no basta con leer y estudiar la Biblia, hay que saber como estudiarla, Dios ha dado a la iglesia maestros ¿Por qué Dios ha dado maestros? ¿No es porque la iglesia lo necesita? Efesios 4.11-12. No todos son profetas, ni pastores, tampoco los son maestros. Sin embargo muchos desde que aprenden dos o tres versículos de la Biblia se la echan debajo del brazo y salen por ahí auto proclamándose maestros, evangelistas y pastores, sin tener el llamado de Dios para desempeñar tales ministerios. Uno de los peligros que estoy viendo en estos días en la iglesia es, que los que han sido llamados por Dios para Evangelistas, no se están sentando a aprender bajo el cuidado y la dirección de un maestro, no se someten al pastorado bíblico, no tienen pastores sobre sus vidas, sino que se están constituyendo en maestros y pastores. Dios no lo ha llamado a ser pastores, sino evangelistas, pero algunos de ellos no están conforme y desde que ven que pueden conseguir dos o tres seguidores, alquilan un local y empiezan llamándoles Centro de reunión o algo parecido, y empiezan a pastorear en dicho lugar. Muchos están enseñando la Escritura, sin conocer ciertos asuntos pertinentes en la interpretación bíblica.

Para el estudio de la Biblia se deben tener presente algunos elementos, a saber: (1) Conocer la problemática de las traducciones. (2) Estar capacitado para extraer del texto todo el sentido que tuvo inicialmente en el tiempo cuando fue escrito, para los primeros oyentes o destinatarios, y los que tiene al presente para los lectores de hoy. (3) Conocer los principios, métodos y reglas de interpretación.

-La problemática de las traducciones
Debemos estar conscientes de que lo que tenemos en las manos, es la traducción de una copia que se tradujo de otra copia. ¿Que es lo que estamos diciendo? Que la Biblia fue escrita originalmente en Hebreo, Griego y una pequeña porción del Antiguo Testamento en Arameo. Pero hasta nuestros días, no ha llegado ningún manuscrito original, sino copias de copias. Y de esas copias se ha traducido la Biblia a diferentes idiomas, pero el asunto es que no todas esas copias son iguales, tienen variaciones, es por ello que podemos ver que existen diferentes versiones de la Biblia. Todo va a depender de que manuscrito o manuscritos se tomaron como base para dicha traducción. Pero también va ha depender del traductor, no siempre se puede traducir una idea de un idioma a otro sin correr el peligro de no ser preciso o utilizar la palabra correcta, como también no es menos cierto que la teología del traductor va ha influir en su traducción. Esto nos indica que el predicador no debe aferrarse a una sola versión de la Biblia, es conveniente que tenga y consulte varias versiones a la hora de hacer un estudio bíblico formal, pues algunas veces una versión nos arroja mayor luz, que otra. Es recomendable que por lo menos tenga estas tres versiones: Reina Valera de 1960, que es una traducción literal; la Versión Popular Dios Habla Hoy, que es una traducción funcional; y la Biblia al Día, que es una paráfrasis.
El asunto no es tan simple a veces toda una enseñanza depende de una palabra que ha sido bien o mal traducida. Por ello la Reina Valera ha sido sometida a varias reformas, porque se entendía que algunas palabras no eran correctas para dar el mensaje que se quiso dar, usted toma una Biblia Reina Valera del 1569 o de cualquier otra fecha anterior al 1960, y encontraras que muchas palabras han sido cambiadas, porque no expresaban correctamente la idea del texto. Por ejemplo “criar” a sido cambiada por “crear” en Génesis 1.1, “palabra” ha sido cambiada por “verbo” en Juan 1.1.

Veamos un ejemplo con un versículo en diferentes versiones, Lucas 2.14 (RV) “!Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”; (VP): “!Gloria a Dios en las alturas! ¡paz en la tierra entre los hombres que gozan de su favor!” (LBS): “¡Gloria a Dios en el cielo, y paz en la tierra para todos los que Dios ama!” (SM): “Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres, que él quiere tanto”. (LBLA): “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes El se complace” (BA): “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra para los que procuran agradarle”.
Esta es solo una muestra de lo importante que es tener en cuenta las traducciones a la hora de un estudio serio. Pues en el caso que tenemos de frente unos traducen “para con los hombres”, otras nos señalan que es “a los hombres que el quiere” o “que gozan de su favor”, mientras que otros han entendido que se trata de los hombres de buena voluntad o “que procuran agradarle”. En este caso a la hora de predicar ¿Cual traducción usted tomaría por correcta? y ¿Por qué tomaría esa y desecharía todas las demás?. Creo que ya ustedes pueden ver la importancia del asunto que estoy tratando. No se debe tomar ligeramente el estudio de la Escritura.

-Para extraer el sentido del texto.
Lo primero que debemos exponer aquí, es que existen diversos factores, que limitan al predicador, a la hora de extraer el sentido del texto, y determinar sus conclusiones. Presentemos algunos de ellos tomado de “Reflexiones Teológicas II” por Benjamín Olea Cordero, profesor de Griego y Hebreo en la Universidad Nacional Evangélica de la República Dominicana.
1. El marco denominacional del predicador. Esto así porque él procura concluir, aunque el texto, no se lo permita, en armonía con su credo, con lo que cree y enseña su denominación. Cuando tiene por delante un texto que no puede interpretar a la par de lo que se le ha enseñado, empieza a darle vuelta, hasta que termina retorciéndolo para que diga lo que él quiere, y no lo que realmente esta indicando.
2. El contexto socio cultural del predicador. Él tiende a interpretar palabras, mandatos y situaciones que registra el texto bíblico a la luz de su contexto, y no a la luz del contexto bíblico.
3. La experiencia religiosa del predicador. A la hora de extraer el sentido del texto, va a visualizar la obra de Dios en las demás personas en conformidad al método y a las situaciones con que Dios se ha manifestado en su propia vida. Esto se ve cuando escuchamos a creyentes estableciendo formulas que los demás deben imitar, o un llamado a abandonar determinadas posturas, a la luz de lo positivo o negativo que haya sido en su propia experiencia.
4. Otro factor que limita al predicador en su labor de extraer y predicar la verdad que enseña el texto, lo es la posición que este ocupe en la iglesia o concilio al cual pertenece. Cuando encuentra una conclusión correcta bíblicamente hablando, pero que difiere de la postura asumida por el concilio o grupo a que pertenece, que pone en peligro su avance o posición actual tiende a obviar tal verdad para mantener o lograr el puesto.
5. La versión o versiones de la Biblia que le sirven de base al predicador en su estudio de la Palabra, también puede ser un obstáculo a la hora de interpretar y aplicar un texto bíblico.

La tarea del estudioso bíblico consiste en determinar el significado del texto tal como el autor hubiera querido que los lectores lo entendieran. Para ello debemos considerar:
1. El aspecto gramatical. En este sentido solo diremos por ahora que la Biblia debe siempre interpretarse literalmente, a menos que dicha interpretación implique alguna contradicción o absurdo.
2. El aspecto histórico. La Escritura se originó en un momento histórico y, por tanto, solo podremos entenderla adecuadamente a la luz de la historia.
3. El aspecto teológico. Esto porque hay muchas verdades que hayan su explicación en la verdad revelada, y no en la gramática, la lógica o la historia.

Por otra parte si es que queremos extraer la verdad, debemos reconocer que no hay siquiera una traducción o versión perfecta, ya que no es posible hallar equivalencia exacta entre un idioma y otro, en consecuencia se concluye que las distintas traducciones o versiones de la Biblia no pueden transmitir todos los matices de significado de los originales hebreos y griegos. En este aspecto Benjamín Olea, profesor de griego al analizar 1 de Juan 2.1, tanto en la Reina Valera, como en la Versión Popular Dios Habla Hoy, nos dice: “Aunque la versión de Valera y la Versión Popular usan el modo de la probabilidad, y no el de la realidad…[lo que] queremos establecer es que, aunque las versiones citadas tienen el mismo modo gramatical que se usó en el griego, el subjuntivo griego aoristo, que es el usado aquí, señala una acción puntual, única, no habitual, aspecto que no lo refleja ni Valera ni la Versión Popular…”. Mejor traducción seria “Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no cometan un pecado. No obstante, si alguno comete un pecado, tenemos un ayudante para con el Padre, a Jesucristo, uno que es justo”.

-Debemos conocer principios reglas y métodos de interpretación
Sin el conocimiento de reglas, principios y métodos de interpretación, es imposible extraer la recta interpretación de las Escrituras. El Apóstol Pedro nos habla y dice que “hay algunas [porciones de la Escritura] difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen… para perdición de si mismos”. ¿Cuantos indoctos andan arrastrando a multitudes a la perdición? Predicadores que ni siquiera conocen su propio idioma, no saben distinguir los modos del verbo, o las clasificaciones de los adverbios, cuando está frente a un sustantivo, verbo o adverbio. No sabe distinguir cuando una porción bíblica es narrativa o imperativa, o leer correctamente su Biblia, deteniéndose cuando encuentra una coma, separando una oración de otra después del punto. Y sin embargo, están extrayendo conclusiones después de leer dicho libro, y excomulgando a los creyentes que no llegan a la misma conclusión a que ellos llegaron.

La predicación debe distinguirse por las cualidades que generalmente Dios honra, prospera y usa para lograr su propósito redentor en el Señor Jesucristo. 1 Timoteo 4.13-15: “Entretanto que llego, ocúpate en la lectura de las Escrituras, la exhortación y la enseñanza, no descuides el don espiritual que esta en ti, que te fue conferido por medio de la profecía, con la imposición de manos del presbiterio. Reflexiona sobre estas cosas; dedícate a ellas, para que tu aprovechamiento sea evidente a todos.”

Podemos definir la predicación bíblica diciendo que es la proclamación, explicación y aplicación de la Palabra de Dios.
Las características comunes de la predicación que Dios usa, tienen que ver con el contenido y con la manera de la predicación. En cuanto al contenido este tiene que ser CABALMENTE BÍBLICO. 2 Timoteo 4.2 dice: “Predica la Palabra”. No sus ideas, no historias y hechos. “Ocúpate en la lectura de las Escrituras”. La sicología, humor y otras cosas pueden ayudar, pero no transforman espiritualmente, no son el negocio de la Iglesia. 2 Timoteo 3.16- 17: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra”. Para que sea cabalmente bíblica, tenemos que usar el texto bíblico, no como un pretexto para enseñar lo que queremos. Debemos buscar una explicación correcta del texto. El ejemplo lo dio Cristo en Lucas 24.27: “y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a él en todas las Escrituras. Explicó viene del griego abrir. Cualquiera que desee predicar un sermón bíblico, debe ante todo y hasta donde sea humanamente posible descubrir el significado exacto del texto que se propone exponer; no lo que siempre había pensado que significaba o lo que preferiría que significare, no lo que parece significar, sino lo que significa realmente. La pregunta es ¿qué quería enseñar el Espíritu Santo por medio del autor sagrado cuando fueron escritas estas palabras? Para ello debemos: (1) Buscar las palabras en su lenguaje original para conocer su sentido ordinario. Esto podemos hacerlo por medio de comentarios, diccionarios, etc., (2) Tomar las palabras en el sentido que indica el conjunto de la frase, (3) Tomar en cuenta el contexto del texto que se usa, (4) Tomar en consideración el propósito del libro o pasaje en que ocurren las palabras, (5) Consultar los pasajes paralelos.

Tenemos el ejemplo de Pablo en 2 Corintios 4.1-2: “Por tanto, puesto que tenemos este ministerio, según hemos recibido misericordia, no desfallecemos; sino que hemos renunciado a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la Palabra de Dios, sino que mediante la manifestación de la verdad, nos recomendamos a la conciencia de todo hombre en la presencia de Dios”. Y le dice a Timoteo en 2 Tim. 2.15: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad”.

Concluyo diciéndote
Apreciado hermano quizás tu estas en el ministerio y te encuentras que esta falto de estas cosas, déjame decirte que para esto ¿quien es suficiente? El asunto no es que si tu estas ejerciendo el ministerio salga huyendo desconsolado y abandone tu posición, lo que quiero con este clamor es motivarte a que procure colocarte como un obrero eficaz, que reconozca tus limitaciones y trate de avanzar, y si en el examen encuentra que existen impedimentos, es mejor que te detenga hasta pueda desarrollarte tu primero, pues Dios nos llama primero a ser cristianos luego ministros, primero tienes que cuidarte a ti mismo antes de querer cuidar el rebaño ajeno, el primer ministerio eres tu y tu casa, no es de balde que Santiago dice “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.” Tu tienes que dar cuentas de tus palabras, de tu mensaje, de todas las vidas a la cuales les trazaste un camino, para bien o para mal”.
Algunos realmente son llamados por Dios, pero se lanzan sin preparación, no pueden esperar el tiempo de Dios, no quieren pasar las pruebas. Ciertamente Dios llamo a Pablo para el ministerio, sin embargo encontramos a Pablo sometiéndose al liderazgo de la Iglesia, y fue esa iglesia quien lo comisionó y mandó, Pablo no andaba por ahí, diciendo, Dios me llamo al ministerio, y punto. No, él se sometió a una preparación y esperó el tiempo en que la Iglesia lo mandó. El no era un predicador solitario, sin pastor, él rendía cuenta a la iglesia que lo comisionó.
Debemos prepararnos. El famoso predicador Spurgeon dijo en cierta ocasión: “Si yo puedo ser un cuerno de carnero que Dios use, bien; pero si puedo ser una trompeta de plata, mucho mejor.”

Para ser buenos instrumentos en las manos de Dios debemos buscar LA UNCION de Dios y el conocimiento de LA PALABRA.