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¿Dónde poner la mira?

Y nosotros de chicos nos subíamos al techo de nuestro templo y de allí con un rifle de aire comprimido le tirábamos a las chapas del techo de la otra iglesia para que las palomas volaran y se vinieran.
Las iglesias estaban como a cien metros la una de la otra. Y había que apuntar a la altura de la cruz para que la bala al bajar pegara en el techo.
Salvando las diferencias, que vaya si las hay, uno debe poner la mira en cosas altas si es que quiere que su vida llegue al blanco.
Un educador, Alfredo Whitehead, dijo que «la educación moral es imposible si no se contempla habitualmente la grandeza».
No se puede aspirar a fines nobles y puros si no se pone la mira en la pureza.
Ninguno más noble que Jesús cruzó la historia. Mirando fijamente a Jesús, conociendo la fuente de la vida, es como podemos crecer en amor y fe.
Busca tiempo en tu vida para estar con Jesús. Es así como se crece. Nos volvemos semejantes al ser que amamos.
Así que maravíllense del amor de Jesús que no conoce límites y a todos incluye. Ve la valentía de Jesús que se mantuvo fiel en su vida y hasta su muerte. Llénate de la compasión que tuvo cuando se identificó con cuantos sufrían. Mira su pasión por la justicia que lo llevó a luchar siempre por la libertad, la justicia y la paz. Medita en el significado de la cruz, que nos dice que nada quiso guardarse para él sino que lo entregó todo, hasta su propia vida. Vibra con el triunfo de la cruz, que nos mostró que la vida puede más, que la victoria sobre el pecado y la muerte quedó definitivamente sellada.
Poné la mira en esa cruz vacía si querés llegar lejos en la vida. Allí hay un poder que te llevará siempre adelante.

2- Creo en la resurrección.
El texto afirma que todos somos muertos y ya resucitados.
Contraste entre las dos vidas.
Vivir la resurrección en nuestras vidas, ese es el desafío que nos presenta el evangelio de este domingo.
Que cada uno de nosotros pueda sentirse un resucitado por Dios, que podamos sentir la vida de Dios actuando en nuestra propia vida.

Cuando Cristo regrese nuestra vida se manifestará plenamente. Adelantos de la venida: ver en este templo que se congrega
gente que por otros motivos vive distanciada: políticos, amigos, hermanos, parejas. Y que pueden por su fe encontrarse juntos. Tal vez no con todas las ganas pero la fuerza de Dios nos reúne.
Esto se puede ver de forma negativa, pensando en las divisiones que tenemos; pero también uno puede pensar que son oportunidades que Dios nos da para la reconciliación y el encuentro.
Para mi estos son adelantos de la vida que vendrá, del gran regalo que Dios nos tiene preparado cuando Él se manifieste en plenitud.
Tenemos que hacer que esos adelantos de la verdadera vida, que esas cosas que son voluntad de Dios, se multipliquen en medio nuestro.
Que cada vez más podamos disfrutar de esos signos que hacen dirigir nuestra mirada hacia lo alto, que nos hacen apuntar alto en la vida.


3- Buscar las cosas de arriba no es alejarse de este mundo.
Es mirar este mundo desde los ojos de Dios. Es estar plenamente confiados de lo que buscamos, es no desesperar aunque las situaciones nos sean adversas, es poder vivir arraigados en este mundo pero con la esperanza puesta en otra parte.
Dicen los aviadores que los momentos más peligrosos del viaje en avión son el despegue y el aterrizaje. Allí cualquier error se paga muy caro porque la tierra está muy cerca y el golpe es seguro. Durante el vuelo la cosa cambia. Inclusive si hay tormentas uno se puede elevar aún más y pasarlas por arriba.
A los aviones les cuesta pasar por una tormenta, pero pueden pasarlas por arriba sin ningún problema.
Así la vida cristiana debe elevarnos por encima de todo aquello que amenace hacernos caer.

4- ¿Y si aún no se lo que es la alegría de seguir a Jesús?
¿si seguir a Jesús es solo tratar de *****plir, o una obligación, o una costumbre?
¿cómo voy a poner la mira en alguien que no conozco?
El camino comienza dejando que Él entre en tu vida: cree en el y serás salvo tu y tu casa.
Es un camino que debe comenzar con una conversión, con un cambio en el rumbo de la vida. Ya no ser nosotros la meta donde ponemos la mira de todos nuestros actos, sino Jesucristo nuestro norte.
Y luego un camino de conocimiento de Él que te haga cada vez más vivir una vida en plenitud. Este es el camino de la resurrección en nuestras propias vidas que Jesús nos invita a seguir de la mano de Él.